"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

martes, 8 de noviembre de 2011

La inseguridad: delito y capital, su erradicación tarea del socialismo

Wilmer Ortuño /Denny Ortuño

Necesario es abordar el delito de forma distinta al solo hecho de ser “generador de inseguridad social”, visualizarlo como un hecho producto del sistema económico capitalista que lo produce y la forma de enfrentar el mismo bajo la óptica de una sociedad más justa y equitativa.
La visón burguesa acerca del delito común se ciñe estrictamente al acto violento cometido por uno o más individuos en contra de la propiedad o de la integridad física a terceros y la respuesta social, es de exclusiva responsabilidad del Estado, quien debe ejercer la violencia legal para controlarla o erradicarla, quedando la comunidad a merced de las medidas policiales y judiciales que se implementan para tal fin.
El enfoque capitalista toma por causa lo que en realidad es un efecto, presentando al delito como: 1) una anomalía en el orden establecido y 2) su tratamiento es responsabilidad exclusiva del Estado quien debe emplear para su control, el sistema jurídico diseñado para tal fin, así como los medios materiales para su represión ( cuerpos policiales, cárceles, etc.).
Revisemos esos dos puntos:
1) El delito es una anomalía.
Se ha divulgado la idea que el actual sistema es el súmmum del desarrollo, por lo que no se reconoce que el delito, es resultado necesario de la existencia de la propiedad privada y del modelo de explotación y expropiación en la sociedad capitalista.
La forma jurídica e ideológica que reviste la existencia y defensa a la propiedad privada en una sociedad, define la forma como se trata el delito dentro de ella. Durante la época feudal la propiedad privada tenía su justificación en la ideología católica cristiana quien la presentaba como un bien otorgado por dios al señor feudal y a los jerarcas de la iglesia para su disfrute; el accionar en su contra era un atentado en contra del orden establecido por ese dios y de los representantes de este en la tierra. De allí que la sanción al delincuente era un asunto no solo legal, sino preponderantemente religioso.
En el capitalismo la propiedad privada se presenta bajo la falsa idea que "es inherente a todos los ciudadanos", equiparando la propiedad personal, en la mente del individuo, con la propiedad de los Medios de Producción. De esta forma el delito se convierte en "atentado contra la propiedad de toda la sociedad". Su castigo por consiguiente es responsabilidad del representante de ella: El Estado; el cual debe: 1) garantizar la existencia y permanencia de la propiedad privada; 2) tratar el delito como actividad enajenada del individuo, en donde éste es un infractor que se coloca por fuera del sistema de relaciones sociales instituidas por el capital, como normas para ser acatadas por el conjunto social.
En ambas épocas (feudalismo y capitalismo) el delito se origina a partir del modo de producción y de propiedad predominante, mostrándose en un principio, como respuesta individual, desesperada e instintiva a ese tipo de propiedad y a las relaciones sociales surgidas de ella. La propiedad privada dominante en el capitalismo no es la que se circunscribe al uso y consumo personal e inmediato, en donde el individuo se crea y re-crea para el mantenimiento de sí mismo y de su especie; sino por el contrario, es la que surge de la apropiación de los instrumentos de trabajo del antiguo artesano, de la maquinaria, de los edificios y de la concentración de trabajadores y capital en manos de pocos individuos; ocasionando con ello que el producto generado por esta organización productiva y de distribución se mantenga como propiedad privada de disfrute exclusivo de los capitalistas.
Esta propiedad privada es un verdadero delito organizado en contra de toda la sociedad, ya que se fundamenta en la apropiación forzosa de los medios de producción y en la privación, para una gran parte de la sociedad, del producto generado por dichos medios.
Una vez que se somete al individuo a la privación de los medios necesarios, una vez que se le degrada a la más completa inhumanidad, la única respuesta que tiene a la mano es la obtención forzosa de esos recursos que le permitirán su sostenimiento biológico. De acuerdo a esto, el delito se comete en primer término en contra de la propiedad y como respuesta a esa privación individual; posteriormente como atentado a otro individuo por la deshumanización que implica esa privación, en donde éste no se reconoce en el otro como su igual, sino que se enfrenta a aquel como un medio para alcanzar los recursos que le son negados por la sociedad capitalista.
El origen del delito es de carácter estructural, es inmanente al tipo de relaciones de propiedad, de producción y de intercambio que se dan dentro de ella. La reproducción del capitalismo se presenta no sólo como producción y distribución de mercancías, también, y esto es necesario para la preservación del sistema, como reproducción de individuos carentes de medios de subsistencia que se ven obligados a venderse al capitalista, pero como no todos logran incorporarse al sistema productivo -ya que este es incapaz de absorberlos en su totalidad-, se origina una "masa" de desposeídos (ejército de reserva Marx dixi ) que no pueden garantizar en absoluto su existencia; esta "masa" privada de todo medio de subsistencia se ve empujada a saciar sus necesidades básicas de manera instintiva e inmediata; ya no se le presentan al individuo opciones entre lo correcto o no, lo deseable o no; ahora es un asunto de perentoria supervivencia, del marginado, del execrado del disfrute de la riqueza que produce la sociedad; riqueza que se ve confinada por los limites estrechos de la propiedad privada, de la plusvalía, motivo por el cual, esos individuos se ven empujados a la obtención forzosa de recursos para su supervivencia, a “delinquir” según la denominación creada por el derecho.
El delito en un primer momento está constituido por individuos producto de la miseria, que se encuentran acorralados, sin opciones, que tienen como propósito único la obtención de medios para preservar su existencia; en una siguiente instancia el capitalismo le imprime su sello al introducir "mercancías" y relaciones de intercambio para crear necesidades adaptadas a ese mercado. No es extraño que dentro del ámbito del "delito organizado", determinados "artículos" sean objeto de oferta y demanda como las drogas, las armas, los vehículos, artículos electrónicos, incluso personas (el secuestro se ha convertido en una empresa lucrativa por la cantidad de dinero que moviliza); ya a este nivel el delito es tan rentable como el ejercicio bancario o comercial; por definición, es ya un negocio de capitalistas con la necesaria incorporación de brazos para la generación de ganancias. Este "desarrollo capitalista del delito", incorpora a individuos desclasados, personas que están excluidas del sistema de relaciones impuestas por el capital; como asalariados. Estos "empleados" son los encargados de procurar las "mercancías" que son demandadas por quienes invierten en el negocio del delito y que poseen de manera cautiva un gran "mercado" a nivel mundial. Un ejemplo de esto es la estimación que se hace en relación al tráfico de drogas y el de armas los cuales producen ganancias anuales mayores a los 9 mil 500 millones de dólares.
El capitalismo produce y reproduce constantemente el delito: por una parte genera las condiciones al privar de medios de subsistencia a un número creciente de individuos, convierte la propiedad colectiva en propiedad privada de una persona o corporación, privatiza el producto generado por toda la sociedad, concentra de forma periódica y creciente la riqueza en pocas manos; por la otra, el delito se desarrolla como negocio capitalista, su pervivencia está signada por las mismas leyes de oferta y demanda del mercado local y mundial al tiempo introduce a personas asalariadas para el cumplimiento de las tareas delictivas; tareas que por su creciente complejidad, va requiriendo, cada vez, de individuos con un alto nivel de profesionalización . De ello se deduce que el delito no es una anomalía, sino un producto necesario y complementario de la dinámica de la propiedad privada y del capital, al cual le incorpora, en un momento determinado de su desarrollo, relaciones de mercado y de propiedad, convirtiéndolo así en un negocio rentable y sustentador del orden económico.
2) El tratamiento del delito es responsabilidad exclusiva del Estado.
A. El Estado burgués es incapaz de controlar y erradicar el delito.
Desde el momento en que el Estado ejerce el poder y se sitúa, en apariencia, por encima de la sociedad, se reservó la potestad del control monopólico sobre todas las contradicciones surgidas en aquella. La defensa de la propiedad privada, la permanencia de los privilegios civiles, políticos y religiosos para un grupo social, son la base de la estrategia para enfrentar cualquier trasgresión al status quo.
Bajo este marco, el estado burgués acapara la respuesta al delito. Los medios y la práctica represiva y de control, los aplica directamente sobre el que delinque una vez que comete el acto, pero es incapaz de entender y atender las condiciones en que este se produce el delito.
En términos operativos, la presencia preventiva, represiva y de control del Estado es inefectiva, debido a que esta no es sostenible en el tiempo ni se manifiesta en todos los lugares posibles y probables de delito. Este modo de actuar conduce a un callejón sin salida, y la resolución del problema se aleja del horizonte de las soluciones deseables.
Este método (presencia policial y militar, control de circulación de ciudadanos, redadas, allanamientos, privación de libertad etc.), es el que siempre se ha empleado para abordar el problema delictivo: La exclusividad del ejercicio por parte del Estado del control, la represión y el castigo.
En conclusión, la respuesta del estado frente al delito se ve confinada a la relación espacio-tiempo en que se realiza y por los intereses de clase implícitos en la acción.
A todo lo anterior se suma, la contradicción entre la disminución constante en la respuesta policial, legal, de infraestructura, de recursos materiales de represión, económicos y el creciente número de individuos desposeídos, desclasados que se incorporan a actividad delictual como fuerza de trabajo de un muy lucrativo negocio con ramificaciones en los ámbitos nacional e internacional. Contradicciones que se van convirtiendo en dramáticas, en la misma medida en que las crisis orgánicas y recurrentes del sistema capitalista, se van haciendo mas cruentas y globales. La concentración del capital, genera, como contrapartida ineludible, miseria y esta, como respuesta biopsicosocial del individuo, (descartando la función de mercado que adopta el delito), la infracción de las normas que enmarcan a la propiedad privada y a las relaciones sociales surgidas de esta.
B. Transformando las condiciones económicas y sociales se ataca la raíz del delito
Una vez que se le devuelve al individuo la posibilidad de satisfacer sus verdaderas necesidades y de controlar las condiciones de producción y reproducción material y espiritual de su vida dentro de la sociedad, en esa misma medida se estará atacando la raíz del problema de la inseguridad y de la generación del delito.
El sistema social o dicho de otro modo, el modo de producción tanto espiritual como material en que el individuo produce y reproduce su existencia individual y colectiva, debe suprimir las circunstancias que engendran el delito; para ello debe ponerse al frente del control de todo el proceso productivo, de distribución e intercambio; así como de los mecanismos de producción socio-cultural que forjan en el individuo los principios éticos, que estimulan su pleno desarrollo humano y la solidaridad como conducta colectiva imprescindible. Los trabajadores como clase, son el único sector de la población (por su extracción desde todos los sectores del pueblo), que actúa en interés de toda la sociedad, posibilitando que todos los habitantes de una región, ciudad, estado o país obtengan las condiciones necesarias para el disfrute de toda la riqueza material y espiritual hasta entonces existentes.
Debe dársele un papel protagónico al pueblo trabajador, hacerlo partícipe de las acciones que se puedan plantear a corto, mediano y largo plazo en torno a ésta problemática. Esta consideración es de capital importancia para el tratamiento del delito. Actualmente se está impulsando en toda Venezuela la creación de los Consejos Comunales, los Consejos de Trabajadores, de Estudiantes, entre otros, como instrumentos organizativos que promuevan la participación y coordinación de las actividades que se realizarían dentro de un ámbito geo-político determinado, dándose respuesta así a los problemas que surjan a lo interno de las comunidades.
Dentro de las áreas de acción que se tienen diseñadas para los consejos comunales, se debe privilegiar la creación de los Comités de Seguridad Integral Comunal, donde el colectivo diseñe y ejecute, en conjunto con los entes encargados de la seguridad nacional, las medidas de atención comunitaria tendentes a modificar las condiciones que propician el surgimiento y desarrollo del delito.
Estas medidas deben pasar por identificar y suministrar solución a aquellos pobladores en situación desfavorable y a las zonas con mayor incidencia en el desarrollo del delito; medidas que cubran aspectos habitacionales, laborales, de inserción social, de salud, educacionales y hasta recreativos. No existe mejor proyecto de seguridad que el diseñado por la propia comunidad, todos los elementos necesarios para la planificación exitosa se encuentran contenidos en el conocimiento práctico de los pobladores, trabajadores, estudiantes, etc.
Como medidas a tener en cuenta están las referidas a aspectos cuantitativos y cualitativos en la conservación y desarrollo de la existencia: abastecimiento alimentario, educativo, vestimenta, dotación de infraestructura habitacionales, planificación urbana; las referidas a las condiciones del transporte; resguardo de los habitantes: como las alertas para personas solas, y por sobre todas las cosas, incentivar el conocimiento de todos los miembros que habitan en la comunidad como medio de control social: este conocimiento existe de forma espontánea, hay que estructurarlo para que sirva de elemento de auxilio y de control social. De esta manera podemos incidir, con mucha certeza sobre las condiciones socio-económicas de nuestros compatriotas, evitándose o controlando, a lo inmediato las causas que generan el delito.
Este nivel de participación comunitaria exige de parte de sus miembros, el ejercicio de la solidaridad, el sentido de pertenencia a la comunidad, la corresponsabilidad con el Estado. Sólo entendiendo que no es un asunto exclusivo del Estado Nacional o de los gobiernos regionales y/o locales, se puede desarrollar los mecanismos apropiados para poner en práctica una gestión eficaz de los habitantes hacia su entorno social, cultural y económico.
Se debe contemplar dentro de las políticas publicas y comunales la incorporación del que delinque al entorno social (educación, trabajo productivo, actividades artísticas) sin excluirlo, promoviéndose con esto su desarrollo humano, hecho que se hace evidente con la puesta en marcha en Venezuela de la Misión Negra Hipólita, donde centenares de ciudadanos al ser tratados con dignidad, reconociéndoles sus derechos individuales y sociales, atendidos en sus necesidades más perentoria;, se han incorporado socialmente y ayudan a su vez en el rescate de otros seres que se hallan al margen del producto social material y espiritual.
Dentro del sistema capitalista se seguirá imponiendo el delito: 1) como un acto violento, individual o colectivo, contra personas o propiedad por el apremio del instinto de conservación biológico y 2) como negocio capitalista, donde rige la ley de la oferta y la demanda, el cual necesita del trabajo asalariado como sustento del modelo capitalista global.
La visión de que el delito se combate sólo con más policías y mejores armas, responde a la concepción burguesa de actos desviados de la norma social, en donde las condiciones sociales son presentadas como justas y eficientes. La evidencia en contra la tenemos en países con altos índices de desarrollo económico y policial como los EEUU, en donde el delito se presenta incontrolable y con agudos signos de economía de mercado, a la par que el acto violento se incrementa con asombrosa velocidad, en proporción directa con un sistema judicial implacable y hasta sanguinario. (A principios de 2010, 743 norteamericanos se encontraban encarcelados por cada 100.000 de población).
El capitalismo no soluciona los conflictos que nacen de su seno, por el contrario los acrecienta en la misma medida que crece la concentración de capitales, la división del trabajo, la propiedad privada de las corporaciones y transnacionales, y el intercambio desigual en todos los órdenes de la vida social. Deshumaniza al individuo al incorporarlo al sistema como mercancía, sometido a las leyes del mercado capitalista como cualquier objeto.
El socialismo reduce y elimina las causas que originan el delito, otorgándole calidad de vida digna a la población, posibilitándole a su vez desarrollo humano y espiritual. ¿Y esto como es posible? Esencialmente a que se va reduciendo la dependencia a la propiedad privada sobre los medios de producción, el trabajo asalariado, las condiciones de inseguridad sobre el trabajo, se socializan los beneficios dentro de toda la población, y se otorga papel protagónico a la población en la atención de las causas que originan el delito.
El principio de "a cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad" se debe ir configurando como realidad porque respeta la individualidad en la producción social y atiende las necesidades de acuerdo a las realidades de todos aquellos que conforman la sociedad.
De esta forma, y al no haber personas que se hallen desasistidas u olvidadas por la sociedad y el Estado, las causas que generan el delito se minimizan o desaparecen, con la participación de toda la población.

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