"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

lunes, 11 de marzo de 2013

FIDEL: Perdimos nuestro mejor amigo

El 5 de marzo, en horas de la tarde, falleció el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia. Una llamada por vía satelital comunicó la amarga noticia. El significado de la frase empleada era inconfundible. Aunque conocíamos el estado crítico de su salud, la noticia nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que bromeó conmigo diciendo que cuando ambos concluyéramos nuestra tarea revolucionaria, me invitaría a pasear por el río Arauca en territorio venezolano, que le hacía recordar el descanso que nunca tuvo.

Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.

"Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo", proclamó el Héroe Nacional y Apóstol de nuestra independencia, José Martí, un viajero que sin limpiarse el polvo del camino, preguntó donde estaba la estatua de Bolívar.

Martí conoció el monstruo porque vivió en sus entrañas. ¿Es posible ignorar las profundas palabras que vertió en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado víspera de su caída en combate?: "¼ ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas¼ ".
 
Habían transcurrido entonces 66 años desde que el Libertador Simón Bolívar escribió: "¼ los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad".

El 23 de enero de 1959, 22 días después del triunfo revolucionario en Cuba, visité Venezuela para agradecer a su pueblo, y al gobierno que asumió el poder tras la dictadura de Pérez Jiménez, el envío de 150 fusiles a fines de 1958. Dije entonces:

"¼ Venezuela es la patria de El Libertador, donde se concibió la idea de la unión de los pueblos de América. Luego, Venezuela debe ser el país líder de la unión de los pueblos de América; los cubanos respaldamos a nuestros hermanos de Venezuela.

"He hablado de estas ideas no porque me mueva ninguna ambición de tipo personal, ni siquiera ambición de gloria, porque, al fin y al cabo, la ambición de gloria no deja de ser una vanidad, y como dijo Martí: ‘Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.’"

"Así que, por tanto, al venir a hablarle así al pueblo de Venezuela, lo hago pensando honradamente y hondamente, que si queremos salvar a la América, si queremos salvar la libertad de cada una de nuestras sociedades, que, al fin y al cabo, son parte de una gran sociedad, que es la sociedad de Latinoamérica; si es que queremos salvar la revolución de Cuba, la revolución de Venezuela y la revolución de todos los países de nuestro continente, tenemos que acercarnos y tenemos que respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos."

¡Eso dije aquel día y hoy, 54 años después, lo ratifico!

Debo solo incluir en aquella lista a los demás pueblos del mundo que durante más de medio siglo han sido víctimas de la explotación y el saqueo. Esa fue la lucha de Hugo Chávez.

Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era.

¡Hasta la victoria siempre, inolvidable amigo!
 
Fidel Castro Ruz

Marzo 11 de 2013

12 y 35 a.m.

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jueves, 7 de marzo de 2013

La marcha hacia el abismo. por Fidel Castro Ruz

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No es cuestión de optimismo o pesimismo, saber o ignorar cosas elementales, ser responsables o no de los acontecimientos. Los que pretenden considerarse políticos debieran ser lanzados al basurero de la historia cuando, como es norma, en esa actividad ignoran todo o casi todo lo que se relaciona con ella.

No hablo por supuesto de los que a lo largo de varios milenios convirtieron los asuntos públicos en instrumentos de poder y riquezas para las clases privilegiadas, actividad en la que verdaderos récords de crueldad han sido impuestos durante los últimos ocho o diez mil años sobre los que se tienen vestigios ciertos de la conducta social de nuestra especie, cuya existencia como seres pensantes, según los científicos, apenas rebasa los 180 mil años.

No es mi propósito enfrascarme en tales temas que seguramente aburrirían a casi el ciento por ciento de las personas continuamente bombardeadas con noticias a través de medios, que van desde la palabra escrita hasta las imágenes tridimensionales que comienzan a exhibirse en costosos cines, y no está lejano el día en que también predominen en la ya de por sí fabulosas imágenes de la televisión. No es casual que la llamada industria de la recreación tenga su sede en el corazón del imperio que a todos tiraniza.

Lo que pretendo es situarme en el punto de partida actual de nuestra especie para hablar de la marcha hacia el abismo. Podría incluso hablar de una marcha “inexorable” y estaría seguramente más cerca de la realidad. La idea de un juicio final está implícita en las doctrinas religiosas más extendidas entre los habitantes del planeta, sin que nadie las califique por ello de pesimistas. Considero, por el contrario, deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento en el mundo actual.

Numerosos peligros nos amenazan, pero dos de ellos, la guerra nuclear y el cambio climático, son decisivos y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución.

La palabrería demagógica, las declaraciones y los discursos de la tiranía impuesta al mundo por Estados Unidos y sus poderosos e incondicionales aliados, en ambos temas, no admiten la menor duda al respecto.

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Chávez: un legado de dignidad para un continente


Por: Juan Carlos Monedero

Miércoles, 06/03/2013 07:53 AM

Juan Carlos Monedero"Chávez nuestro que estás en los pueblos". El pueblo, en la calle, reza por Chávez. La espiritualidad se mete en el corazón de los pobres. Tienen mucha necesidad. También se mete en su corazón la gente que se la juega por ellos. Y eso era Chávez: un hombre que se la jugó por su pueblo. Por su pueblo y por los pueblos de la América. Es con Chávez que los pueblos de América se han vuelto a reconocer. La oposición le criticaba la "regaladera" de dinero a los países hermanos. "Diplomacia del petróleo", la denostaban. Chávez sabía que no se salvaba un pueblo solo. Se tenía que salvar todo el continente. ¿No es eso lo que Europa le pide a Merkel? Pero Merkel no es Chávez. Hace falta gente honesta que reconozca que Chávez hizo lo que aquí estamos reclamando. Suramérica, hoy, llora pero crece. Europa sigue arrogante y se hunde.

Venezuela, siempre ha visto en su historia cómo dios dormitaba en las lujosas estancias del norte. Siempre ha necesitado de santos para poder avanzar con esperanza. Santos de a pie y a caballo. Porque por la libertad se pelea. Hoy, Chávez ya está en ese panteón en el que hacía casi un siglo nadie entraba. Entendió a su pueblo. Se ha hecho uno con él. Salvó a su pueblo y su pueblo lo salvó a él cuando el golpe. Qué difícil le resulta a Europa entender una relación con un estadista que no esté guiada por el miedo o la sumisión.

Chávez era un hombre común fuera de lo común. Zambo, feo, con una cualidad especial para desafinar horriblemente, más grueso que delgado. Mágico. Profundamente mágico. Como Venezuela. De nada sirve que corras bajo la lluvia cuando va a empezar un mitin si no está detrás la gente esperándote. Chávez tenía el don de que detrás siempre estaba la gente. Su pueblo. Si arriesgas y no te miran, el fracaso se multiplica. A Chávez siempre lo miraban. ¿Qué otro mandatario ha reunido al 100% de los dirigentes de América Latina? Sólo Chávez, para poner en marcha la CELAC. Mucha inteligencia, memoria prodigiosa, capacidad de convencimiento, el don de encender y también el de tranquilizar (fue él quien convenció a la izquierda venezolana que debía abandonar las armas y optar por la vía electoral).

Chávez una noche en las afueras de Montevideo, recitando durante horas y de memoria poema tras poema mientras Daniel Viglietti rasgaba la guitarra y Pepe Mujica escuchaba con la sonrisa en la boca de viejo guerrillero devenido Presidente. Chávez sintetizando ideas sobre temas bien complejos que sus interlocutores se empeñaban en enturbiar con su lógica de confusos técnicos (un clásico de los consejos de Ministros). Chávez leyendo a Gramsci y comprendiendo la complejidad heterodoxa del comunista italiano y su apuesta por el mundo de las ideas. Y Chávez metiéndose en la obra de Marx, teniendo bien presente aquello que decía el también venezolano Ludovico Silva ("Si los loros fueran marxistas serían marxistas dogmáticos"). Regresando a Marx y usando sus categorías bien lejos de los que las confunden con un catecismo. Porque en 2005, en vez de decirle a su pueblo que iban a construir el "chavismo", les dijo que iban a construir el socialismo. Y con ese programa le sacó 11 puntos al candidato de la oposición, Capriles.

Chávez llamando a los Presidentes latinoamericanos para evitar el golpe de Estado en Bolivia (e insistiendo, frente a la pusilanimidad de algún Gobierno, jurando que América Latina no iba nunca a volver a repetir la vergüenza de quedarse con los brazos cruzados ante los gorilas como ocurrió con el Chile de Salvador Allende). Chávez con una paciencia infinita elaborando los documentos de la UNASUR, cediendo lo que hiciera falta para que todos los Presidentes no tuvieran problemas para incorporarse. Algo que repetiría en la CELAC o con el ingreso de Venezuela a Mercosur o con el ALBA. Chávez en reunión con Clinton, y después de que el Presidente norteamericano le agradeciese la cesión del cielo venezolano a la fuerza aérea gringa con motivo del Plan Colombia, decirle al gendarme mundial: "Tranquilo Bill, que nosotros también os damos las gracias a ustedes por dejar a la fuerza aérea venezolana, en nombre del Plan Colombia, sobrevolar libremente el territorio norteamericano". Clinton no leyó que Chávez era un defensor de la soberanía venezolana. Pasó a formar parte de los amigos de los terroristas.

La fuerza de Chávez tenía también el problema de necesitar enfrente interlocutores fuertes. El barroquismo caribeño y el carisma desatado del Presidente eran una fórmula no apta para el consumo encorbatado de las cancillerías occidentales. Al tiempo, brindaba fáciles caricaturas a unos medios de comunicación mercenarios que no dudaban en sacar de contexto, en recortar un minuto de un discurso con la intención de construir una matriz de opinión contraria a Chávez (con gran éxito, incluso entre la izquierda europea). Estos medios mercenarios presentaban a Chávez cantando una ranchera con un sombrero mexicano, queriendo hacer del Presidente un payaso ocurrente, ignorando que esos gestos han sido los que han ido logrando hermanar a los pueblos latinoamericanos (¿es que sabe alguien en España cómo se llaman los Presidentes de los otros 26 países de la Unión Europea?

En América Latina, ahora, los pueblos sí conocen quiénes son los otros presidentes). ¿Y qué decir del repetido "¡Exprópiese!". ¿Acaso no representan los gobernantes europeos sus actos de gobierno? ¿Acaso no nos hemos enterado en España de recortes sociales a través de declaraciones a periódicos extranjeros? En esa ocasión se estaba representando un proceso de expropiación que buscaba hacer ver a los sectores populares que también se exigía a los ricos su parte de esfuerzo en el proceso bolivariano. La prensa occidental lo entendió como el summun de la arbitrariedad (presentado así por los mismos medios que no cuestionan la relación directa entre la baja popularidad de los Presidentes norteamericanos y la acción bélica correspondiente en cada mandato). La palma de oro se la llevó el diario El país publicando una falsa foto de Chávez moribundo. Prensa de calidad. ¿Quiénes son los bananeros? Esa fuerza de Chávez ha sido la que ha impulsado TeleSur, el SUCRE (el comienzo de una moneda latinoamericana que no repita los errores del euro), el Banco del Sur, la Universidad del Sur, el ALBA, la UNASUR, el ingreso de Palestina en la UNESCO (iniciativa venezolana), que prepararía la incorporación palestina como país observador de la ONU...

Pero no deja de ser cierto que la fuerza de Chávez no encontraba siempre enfrente actores políticos con la voluntad de contradecir al Presidente. La cultura política venezolana sigue siendo en una buena parte "adeca" (marcada por Acción Democrática, el partido del dos veces presidente y amigo de Felipe González, Carlos Andrés Pérez). Esa cultura siempre ha sido clientelar, jerárquica, aduladora, interesada y trepadora (dos palabras maravillosas para el léxico político vienen de esa cultura: pantallear -fanfarronear- y pescuecear -estirar el pescuezo para salir en la foto-). Si añadimos que la existencia de un Estado débil -que viene arrastrándose de la colonia, cuando Venezuela no era Virreinato sino Capitanía General- ha hecho que los militares tengan una capacidad de resolución que no siempre tienen los civiles- y que la oposición, lejos de hacer una oposición constructiva tuvo siempre un ánimo golpista, entendemos que los elementos críticos fueran debilitándose.

Sin embargo, uno de los rasgos esenciales del proceso bolivariano, y donde se juega su futuro, esta en mantener la crítica. Lo que devoró la revolución francesa, la rusa, la cubana fue el ahogamiento de las voces disidentes. En Venezuela tomó otro rumbo. En 2009, el Centro Internacional Miranda organizó un encuentro en Caracas para valorar críticamente las luces y las sombras del proceso. La primera reacción parecía que iba a repetir el fantasma de las revoluciones devorando a sus hijos. El papel implacable de la oposición, de los medios, de la universidad, comprometidos únicamente con el regreso al pasado, había enrocado al gobierno. Pero Chávez supo reaccionar, escuchar a su pueblo que le decía que no era verdad que siempre coincidiera lo que se hacía con lo que se decía. Y en su última comparecencia, en lo que se ha llamado el Cambio de Timón, Chávez resumió su programa: escuchar al pueblo, mucha crítica y autocrítica y transición al socialismo.

Si hay un ámbito en el que Chávez luchó contra el destino, fue en cambiar la manera de pensar de los venezolanos y, desde ahí, de los latinoamericanos. Una vez producido el desarraigo de la conquista, donde el Estado siempre ha sido débil, la esfera pública también siempre ha mostrado la misma debilidad. Lo público no es el espacio de todos, sino el espacio de nadie. El comportamiento lo marca la relación con la naturaleza. Si la naturaleza te da algo, lo coges. Igual con el Estado. Una organización estatal, con leyes impersonales, funcionarios entregados a lo público, políticos virtuosos y redistribución de recursos, es menos creíble que los golpes de fortuna de las telenovelas. Chávez le dijo a su pueblo: vuestra suerte sois vosotros mismos. Y al tiempo que les daba un pez, les decía que tenían que aprender a pescar.

Antes de entrar en el quirófano que no le regresó a la vida, Chávez dejó su testamento: no lloren: luchen por la revolución bolivariana. No se peleen entre ustedes como siempre ha hecho la izquierda: dejen que Nicolás Maduro les guíe en los siguientes pasos del proceso bolivariano. No se crea nadie más importante que el pueblo: manden obedeciendo. Y todo el mundo en Venezuela ha entendido que la soledad de los cien años del continente no puede regresar. El camino ha arrancado. Los venezolanos y las venezolanas, esos que siempre han vivido y viven en Venezuela, saben que ahora tienen patria.

Ese es el legado de Chávez. Pura dignidad. Hace falta todo un pueblo consciente y organizado para continuar esa inmensa tarea. Ya se están secando las lágrimas y poniéndose en marcha.

Público.es

Profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid

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La vigencia sangrienta del himno norteamericano


Jimi Hendrix The Star Spangled Banner Woodstock... por vb24> En woodstock 1969,Jimi Hendrix interpretó el himno estadounidense mezclándolo con simulaciones sonoras de bombardeos y ametrallamientos sobre los barrios de Vietnam, sirenas anti-aéreas y otros ruidos de batalla, solo utilizando su guitarra.
¡¡¡Aun su terrorifico sonido espanta al mundo!!!

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