"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

lunes, 11 de marzo de 2013

FIDEL: Perdimos nuestro mejor amigo

El 5 de marzo, en horas de la tarde, falleció el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia. Una llamada por vía satelital comunicó la amarga noticia. El significado de la frase empleada era inconfundible. Aunque conocíamos el estado crítico de su salud, la noticia nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que bromeó conmigo diciendo que cuando ambos concluyéramos nuestra tarea revolucionaria, me invitaría a pasear por el río Arauca en territorio venezolano, que le hacía recordar el descanso que nunca tuvo.

Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.

"Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo", proclamó el Héroe Nacional y Apóstol de nuestra independencia, José Martí, un viajero que sin limpiarse el polvo del camino, preguntó donde estaba la estatua de Bolívar.

Martí conoció el monstruo porque vivió en sus entrañas. ¿Es posible ignorar las profundas palabras que vertió en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado víspera de su caída en combate?: "¼ ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas¼ ".
 
Habían transcurrido entonces 66 años desde que el Libertador Simón Bolívar escribió: "¼ los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad".

El 23 de enero de 1959, 22 días después del triunfo revolucionario en Cuba, visité Venezuela para agradecer a su pueblo, y al gobierno que asumió el poder tras la dictadura de Pérez Jiménez, el envío de 150 fusiles a fines de 1958. Dije entonces:

"¼ Venezuela es la patria de El Libertador, donde se concibió la idea de la unión de los pueblos de América. Luego, Venezuela debe ser el país líder de la unión de los pueblos de América; los cubanos respaldamos a nuestros hermanos de Venezuela.

"He hablado de estas ideas no porque me mueva ninguna ambición de tipo personal, ni siquiera ambición de gloria, porque, al fin y al cabo, la ambición de gloria no deja de ser una vanidad, y como dijo Martí: ‘Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.’"

"Así que, por tanto, al venir a hablarle así al pueblo de Venezuela, lo hago pensando honradamente y hondamente, que si queremos salvar a la América, si queremos salvar la libertad de cada una de nuestras sociedades, que, al fin y al cabo, son parte de una gran sociedad, que es la sociedad de Latinoamérica; si es que queremos salvar la revolución de Cuba, la revolución de Venezuela y la revolución de todos los países de nuestro continente, tenemos que acercarnos y tenemos que respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos."

¡Eso dije aquel día y hoy, 54 años después, lo ratifico!

Debo solo incluir en aquella lista a los demás pueblos del mundo que durante más de medio siglo han sido víctimas de la explotación y el saqueo. Esa fue la lucha de Hugo Chávez.

Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era.

¡Hasta la victoria siempre, inolvidable amigo!
 
Fidel Castro Ruz

Marzo 11 de 2013

12 y 35 a.m.

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jueves, 7 de marzo de 2013

La marcha hacia el abismo. por Fidel Castro Ruz

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No es cuestión de optimismo o pesimismo, saber o ignorar cosas elementales, ser responsables o no de los acontecimientos. Los que pretenden considerarse políticos debieran ser lanzados al basurero de la historia cuando, como es norma, en esa actividad ignoran todo o casi todo lo que se relaciona con ella.

No hablo por supuesto de los que a lo largo de varios milenios convirtieron los asuntos públicos en instrumentos de poder y riquezas para las clases privilegiadas, actividad en la que verdaderos récords de crueldad han sido impuestos durante los últimos ocho o diez mil años sobre los que se tienen vestigios ciertos de la conducta social de nuestra especie, cuya existencia como seres pensantes, según los científicos, apenas rebasa los 180 mil años.

No es mi propósito enfrascarme en tales temas que seguramente aburrirían a casi el ciento por ciento de las personas continuamente bombardeadas con noticias a través de medios, que van desde la palabra escrita hasta las imágenes tridimensionales que comienzan a exhibirse en costosos cines, y no está lejano el día en que también predominen en la ya de por sí fabulosas imágenes de la televisión. No es casual que la llamada industria de la recreación tenga su sede en el corazón del imperio que a todos tiraniza.

Lo que pretendo es situarme en el punto de partida actual de nuestra especie para hablar de la marcha hacia el abismo. Podría incluso hablar de una marcha “inexorable” y estaría seguramente más cerca de la realidad. La idea de un juicio final está implícita en las doctrinas religiosas más extendidas entre los habitantes del planeta, sin que nadie las califique por ello de pesimistas. Considero, por el contrario, deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento en el mundo actual.

Numerosos peligros nos amenazan, pero dos de ellos, la guerra nuclear y el cambio climático, son decisivos y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución.

La palabrería demagógica, las declaraciones y los discursos de la tiranía impuesta al mundo por Estados Unidos y sus poderosos e incondicionales aliados, en ambos temas, no admiten la menor duda al respecto.

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Chávez: un legado de dignidad para un continente


Por: Juan Carlos Monedero

Miércoles, 06/03/2013 07:53 AM

Juan Carlos Monedero"Chávez nuestro que estás en los pueblos". El pueblo, en la calle, reza por Chávez. La espiritualidad se mete en el corazón de los pobres. Tienen mucha necesidad. También se mete en su corazón la gente que se la juega por ellos. Y eso era Chávez: un hombre que se la jugó por su pueblo. Por su pueblo y por los pueblos de la América. Es con Chávez que los pueblos de América se han vuelto a reconocer. La oposición le criticaba la "regaladera" de dinero a los países hermanos. "Diplomacia del petróleo", la denostaban. Chávez sabía que no se salvaba un pueblo solo. Se tenía que salvar todo el continente. ¿No es eso lo que Europa le pide a Merkel? Pero Merkel no es Chávez. Hace falta gente honesta que reconozca que Chávez hizo lo que aquí estamos reclamando. Suramérica, hoy, llora pero crece. Europa sigue arrogante y se hunde.

Venezuela, siempre ha visto en su historia cómo dios dormitaba en las lujosas estancias del norte. Siempre ha necesitado de santos para poder avanzar con esperanza. Santos de a pie y a caballo. Porque por la libertad se pelea. Hoy, Chávez ya está en ese panteón en el que hacía casi un siglo nadie entraba. Entendió a su pueblo. Se ha hecho uno con él. Salvó a su pueblo y su pueblo lo salvó a él cuando el golpe. Qué difícil le resulta a Europa entender una relación con un estadista que no esté guiada por el miedo o la sumisión.

Chávez era un hombre común fuera de lo común. Zambo, feo, con una cualidad especial para desafinar horriblemente, más grueso que delgado. Mágico. Profundamente mágico. Como Venezuela. De nada sirve que corras bajo la lluvia cuando va a empezar un mitin si no está detrás la gente esperándote. Chávez tenía el don de que detrás siempre estaba la gente. Su pueblo. Si arriesgas y no te miran, el fracaso se multiplica. A Chávez siempre lo miraban. ¿Qué otro mandatario ha reunido al 100% de los dirigentes de América Latina? Sólo Chávez, para poner en marcha la CELAC. Mucha inteligencia, memoria prodigiosa, capacidad de convencimiento, el don de encender y también el de tranquilizar (fue él quien convenció a la izquierda venezolana que debía abandonar las armas y optar por la vía electoral).

Chávez una noche en las afueras de Montevideo, recitando durante horas y de memoria poema tras poema mientras Daniel Viglietti rasgaba la guitarra y Pepe Mujica escuchaba con la sonrisa en la boca de viejo guerrillero devenido Presidente. Chávez sintetizando ideas sobre temas bien complejos que sus interlocutores se empeñaban en enturbiar con su lógica de confusos técnicos (un clásico de los consejos de Ministros). Chávez leyendo a Gramsci y comprendiendo la complejidad heterodoxa del comunista italiano y su apuesta por el mundo de las ideas. Y Chávez metiéndose en la obra de Marx, teniendo bien presente aquello que decía el también venezolano Ludovico Silva ("Si los loros fueran marxistas serían marxistas dogmáticos"). Regresando a Marx y usando sus categorías bien lejos de los que las confunden con un catecismo. Porque en 2005, en vez de decirle a su pueblo que iban a construir el "chavismo", les dijo que iban a construir el socialismo. Y con ese programa le sacó 11 puntos al candidato de la oposición, Capriles.

Chávez llamando a los Presidentes latinoamericanos para evitar el golpe de Estado en Bolivia (e insistiendo, frente a la pusilanimidad de algún Gobierno, jurando que América Latina no iba nunca a volver a repetir la vergüenza de quedarse con los brazos cruzados ante los gorilas como ocurrió con el Chile de Salvador Allende). Chávez con una paciencia infinita elaborando los documentos de la UNASUR, cediendo lo que hiciera falta para que todos los Presidentes no tuvieran problemas para incorporarse. Algo que repetiría en la CELAC o con el ingreso de Venezuela a Mercosur o con el ALBA. Chávez en reunión con Clinton, y después de que el Presidente norteamericano le agradeciese la cesión del cielo venezolano a la fuerza aérea gringa con motivo del Plan Colombia, decirle al gendarme mundial: "Tranquilo Bill, que nosotros también os damos las gracias a ustedes por dejar a la fuerza aérea venezolana, en nombre del Plan Colombia, sobrevolar libremente el territorio norteamericano". Clinton no leyó que Chávez era un defensor de la soberanía venezolana. Pasó a formar parte de los amigos de los terroristas.

La fuerza de Chávez tenía también el problema de necesitar enfrente interlocutores fuertes. El barroquismo caribeño y el carisma desatado del Presidente eran una fórmula no apta para el consumo encorbatado de las cancillerías occidentales. Al tiempo, brindaba fáciles caricaturas a unos medios de comunicación mercenarios que no dudaban en sacar de contexto, en recortar un minuto de un discurso con la intención de construir una matriz de opinión contraria a Chávez (con gran éxito, incluso entre la izquierda europea). Estos medios mercenarios presentaban a Chávez cantando una ranchera con un sombrero mexicano, queriendo hacer del Presidente un payaso ocurrente, ignorando que esos gestos han sido los que han ido logrando hermanar a los pueblos latinoamericanos (¿es que sabe alguien en España cómo se llaman los Presidentes de los otros 26 países de la Unión Europea?

En América Latina, ahora, los pueblos sí conocen quiénes son los otros presidentes). ¿Y qué decir del repetido "¡Exprópiese!". ¿Acaso no representan los gobernantes europeos sus actos de gobierno? ¿Acaso no nos hemos enterado en España de recortes sociales a través de declaraciones a periódicos extranjeros? En esa ocasión se estaba representando un proceso de expropiación que buscaba hacer ver a los sectores populares que también se exigía a los ricos su parte de esfuerzo en el proceso bolivariano. La prensa occidental lo entendió como el summun de la arbitrariedad (presentado así por los mismos medios que no cuestionan la relación directa entre la baja popularidad de los Presidentes norteamericanos y la acción bélica correspondiente en cada mandato). La palma de oro se la llevó el diario El país publicando una falsa foto de Chávez moribundo. Prensa de calidad. ¿Quiénes son los bananeros? Esa fuerza de Chávez ha sido la que ha impulsado TeleSur, el SUCRE (el comienzo de una moneda latinoamericana que no repita los errores del euro), el Banco del Sur, la Universidad del Sur, el ALBA, la UNASUR, el ingreso de Palestina en la UNESCO (iniciativa venezolana), que prepararía la incorporación palestina como país observador de la ONU...

Pero no deja de ser cierto que la fuerza de Chávez no encontraba siempre enfrente actores políticos con la voluntad de contradecir al Presidente. La cultura política venezolana sigue siendo en una buena parte "adeca" (marcada por Acción Democrática, el partido del dos veces presidente y amigo de Felipe González, Carlos Andrés Pérez). Esa cultura siempre ha sido clientelar, jerárquica, aduladora, interesada y trepadora (dos palabras maravillosas para el léxico político vienen de esa cultura: pantallear -fanfarronear- y pescuecear -estirar el pescuezo para salir en la foto-). Si añadimos que la existencia de un Estado débil -que viene arrastrándose de la colonia, cuando Venezuela no era Virreinato sino Capitanía General- ha hecho que los militares tengan una capacidad de resolución que no siempre tienen los civiles- y que la oposición, lejos de hacer una oposición constructiva tuvo siempre un ánimo golpista, entendemos que los elementos críticos fueran debilitándose.

Sin embargo, uno de los rasgos esenciales del proceso bolivariano, y donde se juega su futuro, esta en mantener la crítica. Lo que devoró la revolución francesa, la rusa, la cubana fue el ahogamiento de las voces disidentes. En Venezuela tomó otro rumbo. En 2009, el Centro Internacional Miranda organizó un encuentro en Caracas para valorar críticamente las luces y las sombras del proceso. La primera reacción parecía que iba a repetir el fantasma de las revoluciones devorando a sus hijos. El papel implacable de la oposición, de los medios, de la universidad, comprometidos únicamente con el regreso al pasado, había enrocado al gobierno. Pero Chávez supo reaccionar, escuchar a su pueblo que le decía que no era verdad que siempre coincidiera lo que se hacía con lo que se decía. Y en su última comparecencia, en lo que se ha llamado el Cambio de Timón, Chávez resumió su programa: escuchar al pueblo, mucha crítica y autocrítica y transición al socialismo.

Si hay un ámbito en el que Chávez luchó contra el destino, fue en cambiar la manera de pensar de los venezolanos y, desde ahí, de los latinoamericanos. Una vez producido el desarraigo de la conquista, donde el Estado siempre ha sido débil, la esfera pública también siempre ha mostrado la misma debilidad. Lo público no es el espacio de todos, sino el espacio de nadie. El comportamiento lo marca la relación con la naturaleza. Si la naturaleza te da algo, lo coges. Igual con el Estado. Una organización estatal, con leyes impersonales, funcionarios entregados a lo público, políticos virtuosos y redistribución de recursos, es menos creíble que los golpes de fortuna de las telenovelas. Chávez le dijo a su pueblo: vuestra suerte sois vosotros mismos. Y al tiempo que les daba un pez, les decía que tenían que aprender a pescar.

Antes de entrar en el quirófano que no le regresó a la vida, Chávez dejó su testamento: no lloren: luchen por la revolución bolivariana. No se peleen entre ustedes como siempre ha hecho la izquierda: dejen que Nicolás Maduro les guíe en los siguientes pasos del proceso bolivariano. No se crea nadie más importante que el pueblo: manden obedeciendo. Y todo el mundo en Venezuela ha entendido que la soledad de los cien años del continente no puede regresar. El camino ha arrancado. Los venezolanos y las venezolanas, esos que siempre han vivido y viven en Venezuela, saben que ahora tienen patria.

Ese es el legado de Chávez. Pura dignidad. Hace falta todo un pueblo consciente y organizado para continuar esa inmensa tarea. Ya se están secando las lágrimas y poniéndose en marcha.

Público.es

Profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid

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miércoles, 23 de enero de 2013

Medellín diez años después de la "Operación Orión"

Maurice Lemoine

Mémoire des Luttes

Traducido para Rebelión por Caty R.

El 2 de diciembre de 1993 el famoso y poderoso capo del cártel de Medellín, Pablo Escobar, cayó acribillado a balazos en el tejado de una casa del barrio de Los Olivos. La larga cacería del hombre que condujo a este desenlace fue llevada a cabo por una unidad militar de élite, «El bloque de Búsqueda», apoyado por los servicios secretos estadounidenses y un grupo de delincuentes –perseguidos por Pablo Escobar (los pepes)- comandados por los hermanos paramilitares Fidel, Vicente y Carlos Castaño, financiados a su vez, por… los narcotraficantes del cártel de Cali. Hay que señalar, para la pequeña historia, que la composición de ese curioso grupo fue aprobada en 1989 por el presidente de Estados Unidos George Bush (padre) con el nombre en clave de «Heavy Shadow».

Al margen de esta guerra a la cocaína, otra guerra atroz y aparentemente sin fin provocada por las desigualdades sociales sigue ensangrentando Colombia. Las guerrillas se infiltraron desde hace ya algunos años en los barrios populares de las grandes ciudades; a su vez los paramilitares pretendieron implantarse en Bogotá, Cali, Barrancabermeja, etc. Hasta ahora muy rural, el conflicto se está volviendo urbano.

Fue en Medellín en 1996 donde surgió el «Bloque Metro» de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) dirigido por «Doble Cero». Mucho después, en abril de 2012 un exjefe paraco (1), Pablo Hernán Sierra García, alias «Alberto Guerrero», afirmó ante la justicia que las ACCU fueron creadas por los ganaderos del departamento de Antioquia, entre ellos los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez (el cual, que mientras tanto pasó por la presidencia de la República, niega ferozmente esa acusación). Pero, en resumen, en ese final de década de 1990, todavía no habíamos llegado ahí. En el año 2000 en Medellín, bajo las órdenes de Carlos Castaño que federó al conjunto de los grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el «Bloque Metro» dejó su puesto al «Bloque Cacique Nutibara», dirigido con mano de hierro por Diego Fernández Murillo, alias «don Berna».

 Al oeste de la ciudad, apenas a diez minutos en coche del Centro Administrativo La Alpujarra, donde están la Gobernación y el Ayuntamiento, se encuentra la Comuna 13, un sector deprimido compuesto por 22 barrios legales o informales (2). Aferrado a las laderas de una montaña escarpada, rayado de caminos, empinadas escaleras, callejones, callejuelas y rincones oscuros, este auténtico laberinto acoge a 200.000 habitantes originarios en su mayoría del Urabá antioqueño y chocoano –al norte del país-. Los pobres, víctimas de la exclusión social, arrojados a la economía sumergida pero con una gran capacidad de organización comunitaria y un firme sentido de sus reivindicaciones. De tal forma que la cohabitación con las milicias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y sobre todo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el más presente en la zona, no da lugar a demasiadas fricciones.

A esos tradicionales protagonistas armados se añade, en la Comuna 13, un grupo independiente, los Comandos Armados del Pueblo (CAP), que no dependen de las FARC ni del ELN pero comparten con ellos la opinión de que hay que enfrentarse al Estado. «Esta milicia tuvo mucho éxito», se oye todavía en la actualidad, «porque estaba formada por personas del barrio, anteponía la labor política a la acción militar y se proclamaba sobre todo defensiva». «Sabiendo por otra parte», nos completan la información, «que las organizaciones comunitarias, artísticas, religiosas y otras, que manifestaban hacia ella cierta simpatía, se mantenían totalmente autónomas». Al principio esas milicias no inquietaron demasiado a las autoridades. Supliendo las carencias del Estado garantizaban la seguridad luchando contra las bandas de delincuentes, mejorando las viviendas, construyendo caminos, etc.

La situación cambió a principios de los años 2000. Medellín tenía en perspectiva importantes proyectos de desarrollo económico incompatibles con la resistencia y las vías alternativas de cualquier tipo.

En todos los barrios marginales a los que en los años 60 y 70 llegaron las familias expulsadas de los campos por la violencia o atraídas por el estallido industrial de la décima metrópoli del país, se crió una generación de adolescentes que se agruparon en bandas –las pandillas-. Fue en esas pandillas donde, en el apogeo de la guerra que libró contra el Estado, Pablo Escobar reclutó a sus sicarios. También los captaron los paramilitares, quienes, desde su intrusión, establecieron un control territorial, militar, económico y social absoluto sobre la ciudad. Excepto en la Comuna 13, que solo ocupaban parcialmente. El ejército de los CAP y de los guerrilleros de las FARC y el ELN, así como la resistencia civil de las organizaciones comunitarias se lo impidieron. Sin embargo e independientemente de la «lucha antisubversiva», los paracos codiciaban especialmente ese territorio: corredor montañoso estratégico, une el suroeste del departamento de Antioquia y el mar, en el golfo de Urabá, una configuración muy interesante para el tráfico de armas o la exportación de la cocaína…

El 29 de mayo de 2002, con el pretexto de pacificar la zona, una primera operación militar –la Operación Mariscal- reunió 900 hombres de la fuerza pública y se saldó con la muerte de nueve civiles (entre ellos cuatro niños), 37 heridos y 50 detenciones arbitrarias. La intrusión, sin embargo, sólo duró unas horas: la población salió con banderas blancas y al mismo tiempo la presencia de la prensa y de organizaciones de defensa de los derechos humanos ejercieron tal presión que el ejército tuvo que detener su intervención.

Elegido el 26 de mayo, Uribe asumió sus funciones en la Casa de Nariño –el palacio presidencial- el 7 de agosto. Inmediatamente ordenó «retomar» la Comuna 13 –una forma de inaugurar su dura política de «seguridad democrática»-. Tras una breve operación «Antorcha» (el 15 de agosto), la operación «Orión» lanzó sobre el barrio, el 16 de octubre, cinco batallones de la IV Brigada, el Grupo de Fuerzas Especiales Urbanas (FUDRA), el batallón contraguerrillero del ejército, efectivos de la policía metropolitana y de la policía de Antioquia, con el apoyo del Departamento Administrativo de Seguridad (la policía política, DAS). Más de 3.000 hombres lanzados en una operación de guerra total contra… la población.

En efecto, aunque en las primeras horas las milicias combatieron la envergadura de la ofensiva las obligó a replegarse. Eso no impidió que los helicópteros continuasen acribillando los tejados de las casas, las tanquetas (blindados ligeros) siguieron disparando de forma indiscriminada empujando a las calles una avalancha de habitantes desesperados. Durante cinco días de «pacificación», vestidos de camuflaje, la cara cubierta con pasamontañas negros, los «informadores» -entre ellos un tal Carlos Pesebre que lo confesaría- guiaron a los agentes de la fuerza pública que registraron las casas. Al final de los registros, que se llevaron a cabo sin órdenes judiciales, se contaron 355 detenciones arbitrarias a las que se añadieron, según el balance oficial, 39 civiles heridos, siete desaparecidos y tres policías muertos.

La primera fase de la operación duró hasta el 20 de octubre. La Comuna estaba completamente aislada. Nadie tenía autorización para salir o entrar, únicamente la versión de la fuerza pública se filtró a los medios, «se trata de una operación militar legítima que, al perseguir a los grupos ilegales, ha devuelto la paz a la Comuna».

Una segunda fase podía comenzar: en la Comuna 13 sólo permanecían los efectivos del ejército, de la policía y… los paramilitares del «Bloque Cacique Nutibara» que ocupaban totalmente el territorio, lo que no habían podido hacer hasta ese momento. Desde entonces en esa zona, presentada como un «laboratorio de paz», es raro no encontrar cadáveres en las calles. Así fue, recurriendo a la práctica de las «desapariciones forzosas», como los paracos establecieron su control social en la Comuna hasta finales de 2003. «Denunciamos eso desde el principio», recuerda la abogada Adriana Arboleda, miembro de la Corporación Jurídica Libertad, «nadie nos creía, nadie nos escuchó. Nos acusaban de ser el brazo jurídico de la guerrilla».

Diez años después sabemos un poco más sobre lo que deberíamos llamar un crimen de Estado. Los supervivientes, los familiares de las víctimas e incluso los exparamilitares han afirmado que muchos «desaparecidos» fueron enterrados en un lugar llamado «La Escombrera». Un vertedero 50% público y 50% privado que se extiende por 15 hectáreas en la zona alta de la Comuna 13, en el límite del barrio El Salao y con el municipio San Cristóbal. «Como Corporación Jurídica», continúa Adriana Arboleda, «hemos registrado 92 desapariciones. Nunca hubo tantas en una zona urbana en tan poco tiempo. Pero la cifra real es mucho más espantosa…»

En diciembre de 2002, dos meses después de la operación «Orión», por iniciativa del presidente Uribe se firmó el pacto de Ralito, primera etapa de la vuelta a la vida civil de los paramilitares que culminaría en julio de 2005 con la controvertida ley Justicia y Paz que les garantizaba una impunidad casi total. El primer grupo desmovilizado, el 25 de noviembre de 2003, incluso antes de la aprobación de la ley, fue precisamente el «Bloque Cacique Nutibara». Convertido en la época en el principal narcotraficante de la capital antioqueña, donde controlaba también otras actividades delictivas como secuestros y extorsiones, «Don Berna» fue extraditado en 2008 a Estados Unidos por narcotráfico. Allí afirmó que los cadáveres de 300 víctimas, repartidos en un centenar de fosas comunes, se hallaban en «La Escombrera». También precisó que la operación «Orión» fue planificada y coordinada conjuntamente por los paramilitares y los miembros de la IV Brigada que mandaba entonces el general Mario Montoya –nombrado después comandante en jefe del ejército colombiano por Uribe- (3).

Ese pasado resurgió a finales de 2009 cuando, bajo presión de las familias de las víctimas y de las ONG que las apoyan, la alcaldía de Medellín firmó dos acuerdos –uno con antropólogos peruanos, guatemaltecos y argentinos y otro con la universidad de Antioquia- para tratar de esclarecer los hechos. Encargados de determinar la viabilidad de posibles exhumaciones, los antropólogos extranjeros, tras considerarlas imposibles, arrojaron la toalla rápidamente. «En efecto, en este tipo de procesos hay que saber cuántas personas se buscan, cómo se llaman y si es posible de dónde son», explica Andrea Romero en los locales de la sección antioqueña del Movimiento Nacional de las Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE). «En este caso concreto, a falta de una investigación preliminar, no existían esas informaciones y se corría el riesgo de encontrarse con un montón de cadáveres imposibles de identificar que llevaría finalmente a una segunda desaparición».

Numerosos exparamilitares afirmaron que poseían esas informaciones. Pero se niegan a darlas. El «Bloque Cacique Nutibara» se desmovilizó antes de la ratificación de la ley Justicia y Paz, sus miembros no se beneficiaron de las garantías de impunidad de esa ley y por lo tanto corren el riesgo, si hablan, de ser perseguidos por la justicia.

Desde 2010 todo sigue igual. Escandalizadas por semejante inmovilidad, las víctimas y las ONG exigen imperiosamente el cierre inmediato de «La Escombrera». En ese vertedero de basura, de un espesor de 70 metros, todos los días se vierten más desechos, entre ellos numerosos productos químicos que pueden modificar los resultados de las potenciales investigaciones futuras cuya posibilidad se aleja cada día un poco más…

Edificios nuevos, geométricos, lujosas construcciones de vidrio y metal iluminadas por una profusión de carteles publicitarios… A finales de 2012 Medellín va bien. El ramillete habitual de políticos, con sus fórmulas prefabricadas, venden la ciudad como una metrópoli dinámica, un centro de negocios en la vanguardia del progreso, llena de turistas que pasean por la plaza Botero. Las tristes épocas del «cártel» y los paracos habrían pasado definitivamente.

En 2005 los paramilitares abandonaron la Comuna 13 en sus vehículos para desmovilizarse. Unos días después volvieron en los mismos vehículos, vestidos de civiles, para seguir controlando el barrio. Toda la ciudad ha vivido el mismo fenómeno –lo mismo que numerosas regiones del país donde ya actúan, con los mismos modos operativos que en el pasado, las «bandas criminales emergentes» (BACRIM)-. En el corazón de Medellín, en las calles peatonales, centros comerciales y espacios públicos, pululan guardias uniformados de compañías privadas de seguridad: la mayoría son paramilitares «reinsertados».

Cuando se extraditó a «Don Berna», en 2008, las compañías de transporte de algunos barrios organizaron un paro laboral inmovilizando sus autobuses –con el beneplácito de la alcaldía-. Y las violaciones de los derechos humanos continúan, «Ciertamente se puede observar que hubo una disminución de las agresiones entre 2004 y 2006: los paras querían legitimarse, demostrar que hacían bajar los índices de criminalidad», que volvieron a dispararse a partir de 2009. En parte también porque los lobos se devoran entre ellos.

Con «Don Berna» fuera del circuito su estructura mafiosa, la Oficina de Envigado, surgida en su origen de la red de sicarios creada por Pablo Escobar en la década de 1980, se ha disparado. Algunos miembros formaron un grupo nuevo –los Paisas-. Desde 2011 otra banda, los Urabeños, les disputan los barrios ofreciendo a cada jefe de pandilla, para comprar su lealtad, 35 millones de pesos (15.000 euros) y un arsenal raramente inferior a seis fusiles de asalto. El jefe de los Urabeños, Carlos Pesebre, uno de los principales informadores del ejército en la operación «Orión» ya tiene varios combos (4) a su servicio. En los períodos de tensión vinculados al reparto de las zonas todas esas personas se matan entre ellas hasta que se vuelve a establecer un clima de paz tensa (5).

Esas luchas de influencia responden a intereses muy concretos: control del tráfico y menudeo de droga, de la prostitución, de la explotación sexual de menores, de las extorsiones y del pequeño comercio –en muchos barrios, los combos llegan incluso a los negocios de arepas, huevos, pollo y leche, imponiendo a las tiendas sus propias mercancías y prohibiéndoles la venta de otros productos.

Sin embargo, aunque las dinámicas de esas estructuras paramilitares no son las mismas de hace diez años, una constante permanece: siguen amenazando abiertamente a las organizaciones comunitarias o culturales, a los comités de acción comunal, a los militantes y dirigentes sociales. ¿Con total impunidad? Quizá total no. Los combos han conseguido tanto poder que no respetan a la fuerza pública y no dudan en asesinar policías. En cambio el 8 de agosto de 2012 capturaron a Erickson Vargas Cardona, alias «Sebastián», último jefe conocido de la Oficina de Envigado. Es obvio que no se persigue a esos paramilitares como a los grupos guerrilleros. «Y hay que señalar que detrás de esos actores criminales están personas que tienen tanto poder –empresarios, políticos u hombres de negocios- que a pesar de las detenciones las estructuras no se desestabilizan».

Se observan, en efecto, dos fenómenos curiosos. Con sus centros comerciales, sus teatros, sus museos, su metro y sus complejos para convenciones, Medellín se enorgullece de haber acogido la Asamblea General de la organización de Estados Americanos (OEA) en 2008; la del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2009; los Juegos Deportivos Sudamericanos en 2010; y quiere seguir siendo una metrópoli acogedora en la misma línea. «¡Durante esos períodos no hay un solo asesinato! ¿Cómo se explica esto? ¡Ningún enfrentamiento! Al día siguiente la violencia reaparece en todas las esquinas…». Algunos apuntan una respuesta: dando pruebas de una complacencia demostrada, el gobierno no duda en pactar secretamente con las estructuras criminales a cambio del control social de los barrios. «Además de que ciertos sectores del conglomerado económico antioqueño, propietarios del comercio e incluso de la ciudad, no tienen ningún interés en atacar la economía sumergida: es en sus bancos donde aterriza…».

Mientras en La Habana el gobierno y las FARC intentaban negociar el final del conflicto armado, en la propia Colombia el movimiento social resurgió con fuerza desde 2010, y sobre todo desde que el 23 de abril de 2012 la Marcha Patriótica (MP), una formación creada recientemente, reunió a 80.000 personas en la plaza de Bolívar, en Bogotá. Reclamando la paz «con justicia social» y reformas estructurales, empezando por la reforma agraria, tuvo un resultado todavía mejor el 12 de octubre en una manifestación nacional que reunió a 350.000 «indignados en la calle». No hubo que esperar mucho tiempo para que, ampliamente repetidos por los medios de comunicación, el ministro de Defensa, el general Juan Carlos Pinzón, y el presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN), José Félix Lafaurie, acusaran a la MP de estar financiada por los «terroristas» de las FARC. En un país donde la oposición, siempre pacífica, ha sido masacrada sistemáticamente, esas declaraciones provocan grandes dolores de cabeza.

En Medellín, en la Comuna 13, la situación se considera crítica. La guerra silenciosa de la mafia y sus bandas continúa. Porque a través de su acción cultural escapaba del orden paramilitar, el joven cantante de rap Elider Varela, «El Duke», fue asesinado el pasado 30 de octubre. El 9 de noviembre Robert Steven Barrera, de 17 años, miembro del grupo rapero «Alto Rango», sufrió la misma suerte. Un centenar de jóvenes pertenecientes a «Son Batá» y a la red de hip hop la Elite están amenazados. En el centro de la ciudad un militante de la Marcha Patriótica no puede contener una mueca: «Estamos en un país, una ciudad donde todos los días vemos hechos aterradores. Ya no matan a toda la comunidad, asesinan a una persona y con eso todo el mundo sabe lo que le puede pasar. El miedo reprime los sentimientos y las acciones, restringe la militancia política abierta. La lucha por el cambio continúa siendo peligrosa».

Notas:

(1) Paramilitar

(2) La Comuna 13 es una de las 16 comunas de Medellín de la que dependen, a su vez, cinco «corregimientos» (zonas rurales).

(3) El general Montoya dimitió en noviembre de 2008, cuando estalló el escándalo de los «falsos positivos» de civiles asesinados por los militares y presentados como guerrilleros muertos en combate.

(4) Tradicionalmente se da el nombre de «combo» a un grupo de amigos que se reúnen habitualmente en una zona de la calle, para diferenciarlo de la «banda» que tiene la característica de ser un grupo organizado de delincuentes.

(5) Medellín ha lamentado 2.186 homicidios en 2009; 1.651 en 2011; 1.064 en 2012 (de enero a finales de octubre). Semana, Bogotá, 12 de noviembre de 2012.

Fuente: http://www.medelu.org/A-Medellin-dix-ans-apres-l

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sábado, 12 de enero de 2013

A pesar del apoyo de Occidente, Al-Qaeda no podrá vencer al pueblo sirio

por Ghaleb Kandil

Siria y sus fuerzas armadas siguen resistiendo incansablemente a la guerra mundial desatada contra ese país. El Estado [sirio] se esfuerza por todos los medios en satisfacer las necesidades económicas necesarias para garantizar la resistencia y el ejército ha emprendido en varias provincias una serie de operaciones militares estratégicas para destruir las bases de los terroristas, que por decenas de miles se habían infiltrado desde Turquía durante las últimas semanas.

Las operaciones militares alcanzaron su principal objetivo al contrarrestar el plan del primer ministro turco Recep Tayyeb Erdogan, que consistía en el establecimiento de una zona-tapón de facto. Informaciones seguras indican que en Alepo sólo subsisten pequeños bolsones de grupos armados mientras que el ejército regular sirio controla la mayor parte de esa gran metrópolis del norte de Siria.

En Homs, la vida ha regresado prácticamente a la normalidad. Y en venganza los terroristas recurren a los atentados con coches-bomba, como el que dejó 15 muertos y decenas de heridos el pasado domingo [2 de diciembre de 2012]. La mayor parte de la provincia de Deir Ezzor, limítrofe con Irak, se halla también bajo control del ejército nacional sirio.

En Damasco y sus alrededores, el ejército ha emprendido una importante ofensiva contra los grupos terroristas que se aprestaban a lanzar un ataque en masa contra la capital. Informaciones militares indican que en las próximas semanas el Estado [sirio] retomará el control de las ciudades-cabecera de todas las provincias y en las regiones fronterizas. Completamente desorganizados, los grupos armados perderán la iniciativa y no podrán hacer más que desahogarse con atentados terroristas, asesinatos y actos de sabotaje. El Estado ya se prepara para ese escenario, pero su prioridad sigue siendo la reactivación del ciclo económico y el restablecimiento de la vida normal en toda Siria. Las zonas que aún se hallan bajo control de los rebeldes serán cercadas de manera que no puedan extenderse y representar un peligro estratégico.

Todos los informes demuestran que la principal fuerza de combate terrorista se compone de la organización al-Qaeda, de los movimientos salafistas-yihadistas y del brazo armado de la Hermandad Musulmana. Los grupos que se mueven fuera de esa nebulosa extremista se hallan dispersos y se parecen más a pandillas locales que a movimientos organizados y estructurados en el marco de una estrategia global. Son mayormente forajidos, malhechores y asaltantes de caminos. Los informes indican que los centros de operaciones existentes en Turquía, bajo la dirección de oficiales de la CIA, con la participación de grupos qataríes, sauditas, libaneses y libios, imparten órdenes directas a las unidades combatientes en Siria, les imponen objetivos y les proporcionan armas, explosivos, dinero y todo tipo de material.

 En Siria se confirma la hipocresía occidental en lo tocante al terrorismo y al-Qaeda. Si se aplicaran en Siria los mismos criterios establecidos en las decenas de conferencias internacionales de «lucha contra el terrorismo» realizadas desde el 11 de septiembre de 2001, todos los que hoy financian y arman a los «rebeldes» en Siria tendrían que estar apoyando al Estado sirio en su lucha contra el terrorismo.

Y no se queda atrás la hipocresía de los supuestos defensores de la soberanía libanesa. Después de sus constantes advertencias de que el lobo estaba entre las ovejas, los hechos demuestran son ellos los lobos. Las revelaciones del diario libanés Al-Akhbar prueban la implicación directa del ex primer ministro Saad Hariri y de su principal lugarteniente, el diputado Okab Sakr, en el financiamiento y el tráfico de armas destinados a los terroristas [que operan en Siria] [1]. La emboscada tendida por el ejército sirio, que terminó con la muerte o la captura de unos 20 yihadistas libaneses que se dirigían a Tall Kalakh para «practicar la Yihad» contra el pueblo sirio, viene a completar ese cuadro.

El pueblo sirio está enfrentando una forma de terrorismo internacional respaldado por las «naciones civilizadas». Su derecho inalienable es defenderse por todos los medios para garantizar la protección de su país y la preservación de su identidad. Esa guerra, los mercenarios no tienen ninguna posibilidad de ganarla.

Morsi confirma el pacto entre la Hermandad Musulmana y Estados Unidos

Lo que está sucediendo en Egipto ha sacado a la luz una serie de verdades y de elementos que van a tener gran influencia sobre los próximos acontecimientos en todo el mundo árabe.

Ha podido verse claramente que la Hermandad Musulmana de Egipto, que constituye el núcleo de esa cofradía transnacional, ha trazado su plan de control del poder en base a un acuerdo con Estados Unidos e Israel para renovar la función política y securitaria que anteriormente ejercía el régimen de Hosni Mubarak y de Annuar el-Sadat, conforme a lo previsto en los Acuerdos de Camp David. Ello confirma los informes que circularon desde hace 2 años sobre la existencia de una serie de arreglos entre Washington y la dirección de la Hermandad Musulmana en la región, bajo la égida de Turquía y Qatar. Dichos arreglos estipulan que Occidente favorecerá la renovación de las élites dirigentes en los países árabes a través de la Hermandad Musulmana, la que a su vez se compromete a garantizar la seguridad de Israel y los intereses de Estados Unidos y de las demás potencias occidentales.

Al promulgar su declaración constitucional, rechazada por amplios sectores de la sociedad egipcia, el presidente Mohamed Morsi se basó única y exclusivamente en el apoyo que ha recibido de Estados Unidos e Israel por su papel en la conclusión de la tregua entre el Estado hebreo y las organizaciones palestinas, durante el más reciente enfrentamiento en Gaza. El poder egipcio aceptó una serie de compromisos en el marco de las negociaciones sobre temas políticos y de seguridad. Dichos compromisos se articulan alrededor de dos puntos:

- Cortar el aprovisionamiento en armas de la franja de Gaza mediante la continuación de la política de destrucción de túneles

- y lograr la ruptura de relaciones entre las organizaciones palestinas e Irán.

Según informaciones publicadas en la prensa egipcia, El Cairo ha otorgado facilidades a las fuerzas especiales y los servicios de inteligencia estadounidenses en el Sinaí y ha solicitado al Hamas el despliegue de fuerzas en la frontera entre Gaza e Israel para garantizar el alto al fuego. O sea, para garantizar que el alto al fuego no sea violado por las organizaciones de la resistencia palestina. El Hamas comienza así a desempeñar [en Gaza] el mismo papel que la policía de la Autoridad Palestina en Cisjordania.

El conflicto político que ha estallado en Egipto después del golpe de Estado constitucional de Morsi está abierto a todas las opciones. La Hermandad Musulmana ha decidido ignorar los reclamos de una amplia mayoría de egipcios y proseguir su propia conquista del control de todas las instituciones, sin retroceder ante los cientos de miles de personas que se han lanzado a la calle. La cofradía se ha despojado de su máscara, luego de haberse asegurado de que cuenta con el apoyo de Estados Unidos e Israel, apoyo que ha recibido después de pasar el examen de la más reciente agresión contra la franja de Gaza.

En sólo unos meses, el verdadero rostro de la Hermandad Musulmana ha aparecido ante la mirada de la opinión pública egipcia y árabe, lo cual no dejará de tener repercusiones en todo el mundo árabe.

Fuente

New Orient News (Líbano)

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La vigencia sangrienta del himno norteamericano


Jimi Hendrix The Star Spangled Banner Woodstock... por vb24> En woodstock 1969,Jimi Hendrix interpretó el himno estadounidense mezclándolo con simulaciones sonoras de bombardeos y ametrallamientos sobre los barrios de Vietnam, sirenas anti-aéreas y otros ruidos de batalla, solo utilizando su guitarra.
¡¡¡Aun su terrorifico sonido espanta al mundo!!!

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