"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

martes, 30 de septiembre de 2008

Rescate del Primer Mundo al estilo del Tercer Mundo

Por Luis Aguilar

Ahora que se habla del mega-rescate financiero de los multimillonarios pícaros de Wall Street, el lugar común es que los contribuyentes, con el dinero de sus impuestos, van a pagar el rescate financiero. Esto es una media verdad. Primero, el dinero del contribuyente NO EXISTE, el gobierno ya se lo gastó ni bien se lo extrajo de sus salarios e impuestos que pagó.
Segundo, lo que se trata en realidad es que la Reserva Federal —que NO es manejado por el gobierno de los Estados Unidos, sino por un grupo de bancos privados que le prestan dinero al gobierno de Estados Unidos— tendrá dos opciones para recaudar esos $700 mil millones. Una es emitir bonos del tesoro para que los prestamistas —en buena parte extranjeros, como China— abonen parte del rescate. Y es aquí donde sí será verdad que el contribuyente estadounidense —además de pagar todas sus deudas que ya lo agobian— deberá, en los años por venir, pagar no solo la deuda principal del rescate sino también los intereses del dinero prestado al gobierno para pagar la fianza de los especuladores de Wall Street. En otras palabras, a los norteamericanos le harán exactamente lo mismo que los bancos, a través del Fondo Monetario Internacional, le hicieron a los latinoamericanos desde los años 1970's —¡Bienvenidos al Tercer Mundo!


Ahora, si la Reserva Federal no logra la confianza de los prestamistas —lo cual es muy plausible, como advierte Paul Craig Roberts, un ex editor del Wall Street Journal— entonces se verá obligada a imprimir más dolares (sin respaldo, es decir solo papel) lo que, como cualquier economista honesto lo diría, causará una inflación —o hiperinflación como en la Alemania de los 1930— y, en consecuencia, la depreciacion del billete verde. En esta situación el contribuyente lo que verá es que si ahora paga 5 dólares por 7 manzanas importadas, probablemente tenga que pagar 50 dólares por lo mismo.

Pero eso no es todo. Tercero, otra manera en que el contribuyente y el habitante común de este país "pagará" este rescate de los súper-ricos es recibiendo menos beneficios y servicios del gobierno. Como les exigieron a rajatabla a los gobiernos títeres de Latinoamérica desde los 1980's, para que pongan en práctica sus "reajustes-estructurales" hacia el "libre-mercado" de la "globalización", los gobiernos federal y estatales en los Estados Unidos, para "equilibrar sus presupuestos" —es decir, sacar tierra de un hoyo para tapar otro —el mega-rescate— deberán reducir su servicios sociales a las grandes masas. Probablemente una significativa reducción en la atención médica pública, servicios de asistencias, y otros beneficios. Un ejemplo de estos ya se vio hace unos días atrás cuando Michael Bloomberg, el Alcalde de la Ciudad de Nueva York, ordenó un recorte presupuestal de su gobierno de $1.5 millones de dólares —y esto es solo para empezar.

De otro lado, es interesante ver como la opinión pública está siendo manipulada a través del miedo —¿terrorismo económico?— para tratar de convencerlos de que el Plan de rescate, propuesto por el gobierno, es la única salida para evitar una catástrofe. En los grandes medios de comunicación, en particular en la TV, abundan los ejemplos de "expertos", "académicos" y "gurús" que nos dicen que hay que aceptar lo que los sabiondos dicen. Pero el principal agorero es el propio presidente Bush. En su discurso radial del sábado 27 de septiembre, textualmente, dijo:

«El fracaso del sistema financiero causaría que los bancos dejaran de prestarse dinero entre sí, a los negocios y a los consumidores. Eso haría más difícil para usted obtener un préstamo para ampliar un negocio. El resultado sería menor crecimiento económico y la pérdida de más empleos estadounidenses. Y eso pondría a nuestra economía sobre el camino hacia una profunda y dolorosa recesión».

El sentido de pánico es muy claro en este párrafo. O salvamos a los especuladores, o usted perderá su empleo y tendrá que vivir como los pobres. Conociendo como manipular la opinión pública, en particular después de la "ola del terrorismo" del 11-S, no es difícil entender que el miedo es una parte integral del psiquis del americano promedio, y es una herramienta muy útil que utilizan los manejadores del sistema —los pocos inteligentes, como los describió Walter Lippman hace ocho décadas— para orientar a la opinión hacia donde lo necesitan.

Pero el mensaje de Bush tampoco queda aquí. En otra sección del mismo discurso radial él dice:

«Yo sé que muchos de ustedes que me escuchan están frustrados con la situación. Hacen sacrificios todos los días para cubrir los pagos de su hipoteca y pagar sus cuentas. Cuando el gobierno le pide que paguen por los errores en Wall Street, no parece justo. Y yo comprendo eso. Y si fuera posible dejar que cada empresa irresponsable en Wall Street fracase sin afectarle a usted y a su familia, yo lo haría. Pero eso no es posible. El fracaso del sistema financiero significaría penuria económica para muchos de ustedes».

Con estas palabras, aunque parezca increíble, lo que Bush nos está diciendo es que el sistema capitalista "es así". No importa que los jugadores y apostadores del Wall Street fracasen, que, cueste lo que cueste, hay que salvarlos para que el "sistema siga funcionando", para que el sistema de vida americano basado en el consumo infinito —a costillas del mundo— siga siendo el motor y el "paradigma" del sistema. El norteamericano promedio, adicto al sistema como si fuera un asunto de fe, quizá lo crea —aunque ahora tendrá que asumir más con esa carga. Pero el resto del mundo cree que el "sistema" ¿deberá seguir funcionando así?

Como dice Paul Craig Roberts: "EE.UU. no puede ser una potencia hegemónica sin financiamiento extranjero". Por lo tanto, "Todo indica que el resto del mundo se está cansando de la arrogancia de EE.UU.", y "el minuto en que eso ocurra, cesará el financiamiento extranjero de los déficit mellizos de EE.UU., así como del salvataje. El gobierno de EE.UU. tendría que recurrir a la impresión de papel moneda como lo hizo la Alemania de Weimar", y la hiperinflación sería el pan nuestro de cada día.

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