Si buscamos la definición que da el Diccionario de La Real Academia Española,
(DRAE) acerca de dictadura y democracia, encontramos lo siguiente:
Dictadura.
(Del lat. dictatūra). 3.f. Gobierno que, bajo condiciones excepcionales,
prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la
autoridad en un país. 4. f. Gobierno que en un país impone su autoridad violando
la legislación anteriormente vigente.
Democracia. (Del gr. δημοκρατία). 1. f.
Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. f.
Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.
Aunque es un buen
ejercicio, las anteriores definiciones ilustran poco y en consecuencia sirven
para nada, ya que en lugar de aclarar, confunden. Veamos.
Si dictadura es
prescindir “de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer
la autoridad en un país”, en Venezuela la mencionada definición no se ajusta y
menos, el del “Gobierno que en un país impone su autoridad violando la
legislación anteriormente vigente”.
Los atorrantes golpistas, quieren hacernos
ver que el gobierno venezolano es “una dictadura”, pero no nos muestran en
donde se prescinde de las leyes, ni donde se impone la autoridad con la
violación de la legislación.
Todo lo contrario, vemos un apego a las leyes como
nunca antes se ha visto y la verdadera autoridad fundamentada en ellas.
Iguales
cosas podríamos apuntar acerca de la definición de democracia.
Hoy más que
nunca, hay una “política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”
y “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”.
Confundidos
deben encontrarse quienes siguen a pie juntillas las chácharas de esos
charlatanes, que día con noche maquinan el golpe de estado contra el proceso
revolucionario.
Confundidos es lo menos que puede decirse, de los zombis de la
oposición.
EL ESTADO, maquinaria de opresión de clase
Los conflictos
irresolubles que aparecen dentro de la sociedad producto de la explotación y la
opresión (miseria-riqueza; libertad -opresión; salubridad-insalubridad;
humanidad-inhumanidad; etc.), hacen necesario el surgimiento de un maquinaria
que se “coloque por encima de la sociedad” para brindar la apariencia de
imparcialidad al momento de controlar los conflictos.
Esta maquinaria es el
Estado, el cual tiene el papel de regular, delimitar, reprimir a los
“asociados”.
El Estado es un órgano al servicio de un grupo de personas que
desde hace tiempo se hizo de privilegios (materiales y espirituales) y requerían
del control para seguir disfrutando de los mismos.
Ese grupo de personas
conforman la clase de los explotadores y opresores: los terratenientes en el
feudalismo, los burgueses en el capitalismo.
Ellos construyeron un Estado a
imagen y semejanza de los privilegios que poseían: Estado feudal, si predomina
la propiedad de la tierra en manos de terratenientes, y siervos que entregan
tributos a su señor; con un gobierno monárquico y perpetuo.
Estado burgués, si
prevalece la propiedad de medios de producción, la plusvalía y el trabajo
asalariado con sus diversas modalidades de gobiernos democráticos
representativos: Monarquías parlamentarias con las figuras de rey y parlamento o
Republicano constituidas por un presidente que comparte gobierno con el
parlamento.
Tenemos pues, que:
1.-El Estado surge como respuesta a las
contradicciones en la sociedad,
2.- su diseño se ajusta perfectamente a las
necesidades de la clase dominante
y 3.- es una maquinaria de opresión de clase y
solo a ella obedece.
Democracia, Dictadura y Socialismo.
La ficción de la
democracia burguesa.
En los Estados burgueses, la única participación
democrática que tiene el ciudadano es la de elegir cada cierto tiempo a sus
“verdugos”, bien sea a la presidencia y/o al parlamento.
Hasta aquí llega la
democracia, en lo que se refiere al campo de los derechos, pues de deberes
estamos hasta las narices.
Esta elección se presenta con una cara espontánea y
de ficción al mismo tiempo. Se reviste de espontaneidad al presentar a los
candidatos como surgidos del seno de la sociedad y expresión autentica de los
intereses de la mayoría del pueblo y de ficción al ofrecer como solución a
problemas surgidos en gobiernos electos, el mito de la ALTERNABILIDAD.
En los
gobiernos burgueses los candidatos son representantes de la clase dominante y,
obedecen estrictamente a sus intereses; siguiendo este orden de ideas, la
ALTERNABILIDAD no es más que la apariencia de cambio, ya que la práctica
política burguesa – independientemente del candidato o del gobierno- responderá
siempre a los intereses del capital y de la burguesía.
Resumiendo: la validez de
la democracia burguesa se coloca en las elecciones y en la alternabilidad como
las piedras fundamentales del derecho político. Esto es solo apariencia, ya que
el poder económico y político sigue radicando en el capital y la burguesía y el
Estado sigue siendo el instrumento de la clase dominante.
Este principio
(alternabilidad) y este derecho (el voto), están mediatizados por el
capitalismo, ya que nunca reflejan las decisiones de las mayorías, y cuando lo
hacen es porque se elige entre alternativas con iguales intereses de clase.
Dictadura: gobierno sin mascara de la burguesía.
La tipificación de la dictadura
en la práctica es, el de la de imposición de condiciones económicas, políticas e
ideológicas de una clase sobre el resto de la sociedad, valiéndose para ello de
los recursos del Estado.
No importa la forma de gobierno con que ella se vista -
militar, monárquica o parlamentaria-, las condiciones de desarrollo y de
movilización dentro de la sociedad definirán la forma; pero siempre se mantendrá
como imposición económica y política.
La dictadura será más cruel si existe
dentro de la sociedad movimientos que busquen modificar las condiciones
existentes, o más benigna si estos movimientos se encuentran reducidos e
integrados a la dominación.
Para decirlo de forma más llana, la dictadura es la
otra cara de la misma moneda de explotación y dominación burguesas. Si la
dominación es efectiva, la democracia representativa es la forma que adopta, si
por el contrario, el capital y la burguesía ven afectados sus intereses, se
arranca la faz benevolente y ejerce con crudeza la explotación y dominación
capitalista a través de la dictadura.
En el capitalismo dictadura y democracia
representativa, son la expresión práctica de una misma dominación de clase para
mantener intactas las condiciones de explotación económicas sobre la mayoría
trabajadora.
El socialismo, gobierno de mayorías:
Democracia Participativa.
Decíamos que el Estado es una maquinaria al servicio de una clase.
Dentro del
capitalismo sirve para oprimir y crear las condiciones más favorables para la
explotación. Cuando los trabajadores son quienes nos servimos del Estado, este
se transforma en verdadera democracia participativa, en poder para el pueblo.
El
Estado en la etapa socialista, se transforma en un Estado social, en donde la
preeminencia de su actuación está centrada en la resolución de problemas
heredados del antiguo régimen, atender al ser humano, en su desarrollo material
y espiritual.
En Venezuela, el proceso revolucionario se inicia con la
cancelación de la deuda social de la IV república y la incorporación de la
población a los beneficios que se generan de las industrias en manos del estado.
El reconocimiento de derechos y deberes dentro de la constitución y en la
entrega de los recursos materiales y espirituales para que los trabajadores se
inicien en el ejercicio administrativo y de contraloría social.
El ejercicio de
gobierno se va traspasando directamente de las elites políticas al pueblo, quien
lo está ejerciendo para el beneficio de toda la población. La democracia en esta
etapa del desarrollo del proceso socialista, va adquiriendo un carácter más
general y verdadero; no solo se nos reconoce como derecho la elección, sino que
ahora podemos decidir sobre la revocatoria de los elegidos que no son capaces de
responder adecuadamente a las necesidades populares.
Democracia en el socialismo
que se evidencia, al comenzar el pueblo a asumir como propios los proyectos,
recursos financieros y materiales para la atención a problemas de nuestras
comunidades y comunas, el otorgamiento de capacidad de decisión en aspectos como
aprobación y reforma constitucionales; consulta popular sobre la elaboración de
ley de policía nacional; reconocimiento en la carta magna del poder popular a
través de las diversas organizaciones que se constituyen para atender los
distintos problemas heredados del antiguo modo de administración política.
Nos
encontramos ante un hecho democrático innegable; si nos ajustamos a la
definición del DRAE, existe “la intervención del pueblo en el gobierno” y un
creciente “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.”
El
socialismo es verdadera democracia participativa, porque incorpora a los
trabajadores- que en definitiva son la mayoría- en el gobierno y en la
contraloría social, la cual ve dirigida a erradicar los vicios inherentes a la
práctica capitalista.
La decisión de colocar, reelegir o revocar a un
representante electo para cargo público, es condición esencial de la verdadera
democracia. Solo la mayoría puede y debe resolver sobre la conducción del país,
de sus recursos y de las relaciones sociales y de producción que deben imperar
dentro de la sociedad.
La alternabilidad es un mito del capitalismo; la
reelección es socialismo, democracia participativa; ya que la mayoría
trabajadora definirá si el proyecto revolucionario iniciado en el país se
continua o no.
Mayor grado de decisión y consulta no ha habido dentro de nuestra
patria, no dejemos que no las robe la burguesía.
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