"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

jueves, 12 de enero de 2012

El plan de Estados Unidos para desestabilizar Sudán





Mientras Sudán del Sur implosiona en una creciente locura masiva de violencia étnica y una vez más decenas de miles de seres humanos se ven forzados a escapar para poner a salvo sus vidas, las señales de advertencia apuntan todas ellas a que el plan estadounidense para desestabilizar Sudán ha comenzado a dar sus frutos.


Para empezar, EEUU es quien está pagando los salarios del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA, por sus siglas en inglés, el ejército nacional de Sudán del Sur), habiendo ya desembolsado alrededor de 100 millones de dólares solo en 2011. ¿Es un país realmente independiente cuando una potencia extranjera paga los salarios de su ejército? ¿A las órdenes de quién está realmente ese ejército?


En la actualidad, miles de “cascos azules” de la ONU están fluyendo hacia Sudán del Sur. Esos “mantenedores de la paz” provienen casi en su totalidad de la vecina Etiopía y forman parte del ejército etíope, el mismo que está perpetrando un genocidio/contrainsurgencia en el Ogadén, en el sureste de Etiopía.


Es el mismo ejército etíope que ha invadido repetidamente Somalia actuando bajo las órdenes de EEUU. El mismo que seis años antes invadió Eritrea. “Mantenedores de la paz” se les llama...


Los salarios de esos “mantenedores de la paz” etíopes, con todos los gastos que actualmente conllevan, están pagados por el Tío Sam.


Así pues, tenemos que tanto el ejército de Sudán del Sur, el SPLA, como los “mantenedores de la paz” etíopes están pagados por EEUU. Con amigos como esos, ¿se extraña alguien de que Sudán del Sur esté desintegrándose?


Y ahora nos enteramos de que el régimen de Obama, el actual ocupante de la Casa Blanca en EEUU, está planeando “vender” armamento avanzado al SPLA. Mientras, cada día, cientos de niños mueren en Sudán del Sur a causa de la carencia de agua potable, alimentos, refugio y atención sanitaria, pero como la respuesta estadounidense es proporcionar bombarderos y aviones de combate, lo mejor que vamos a acabar viendo es que los sudaneses se matan entre ellos.


Todo esto tiene mucho que ver con los campos petrolíferos sudaneses en la región de Abeye, justo en la frontera entre Sudán y Sudán del Sur. Los campos petrolíferos sudaneses son los únicos en África que están en su mayoría bajo el control y propiedad de China.


Se supone que el plan de “EEUU/ONU” hará que veamos hasta 10.000 soldados etíopes, bajo la tapadera de un mandato de “mantenimiento de la paz” de las Naciones Unidas, ocupando las estaciones de servicio existentes alrededor de los campos petrolíferos de Abeye, el mejor de los planes posibles para pasar a controlar ese petróleo algún día.


Etiopía es el valedor local de EEUU, su poli/gendarme en África Oriental y ¿dónde desplegar mejor sus servicios que alrededor del único campo petrolífero bajo propiedad y control chino en la región sudanesa de Abeye?


Así, EEUU podría matar dos pájaros de un tiro desestabilizando Sudán del Sur.


En primer lugar, al ayudar a instigar una serie de baños de sangre étnicos en Sudán del Sur, puede provocar un estallido de enfrentamientos entre Sudán y Sudán del Sur bajo la cobertura de los cuales se atacarían, dañando, los campos petrolíferos de Abeye y el muy vulnerable oleoducto Abeye-Port Sudán.


Esto pondría eficazmente fin al proyecto de desarrollo energético más importante de China en África.


En segundo lugar, al cortar el suministro de petróleo de Sudán, EEUU podría presionar enormemente al gobierno sudanés dirigido por el presidente Omar Al-Bashir.


Si Al-Bashir se queda sin sus ingresos provenientes del petróleo, le será muy difícil mantener el nivel de vida al que gran parte de su pueblo espera acceder y esto podría desestabilizar gravemente su gobierno.


A mediados de 2011 se supo que EEUU había comunicado a determinadas autoridades de Sudán del Sur que no necesitaban el dinero del petróleo para sobrevivir, que podían acudir a la ayuda occidental. ¿Un anticipo de lo que está por llegar?


Suceda o no todo eso, lo único claro que el mundo puede ver es que la independencia del Sudán del Sur, que tanto ha apoyado Occidente, está convirtiéndose en una pesadilla para los pueblos de la región. Nada sorprendente cuando uno averigua quién está actualmente financiando, y armando, al ejército del país.


Lo único que cabe esperar de EEUU en Sudán del Sur es una continuada política de “gestión de la crisis”; para ello, primero se auspicia una crisis y después se administra lo mejor posible el asesinato y el caos a fin de explotar las riquezas de la tierra o, en última instancia, si no quedara más remedio, negárselas a tu enemigo.


Y quizá, durante el proceso, veamos incluso el final del gobierno sudanés del presidente Omar Al-Bashir, el mismo que Occidente no ha dejado de difamar.


Thomas C. Mountain es el único periodista occidental independiente en el Cuerno de África. Vive e informa desde Eritrea desde 2006. Puede contactarse con él en: thomascmountain@yahoo.com


Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/01/10/the-us-plan-to-destabilize-sudan/

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miércoles, 11 de enero de 2012

¿Podría Irán derrotar a la Marina de EEUU en el Golfo Pérsico?



Global Research







Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández







    Tras años de amenazas por parte de EEUU, Irán está adoptando una serie de medidas que sugieren que está dispuesto a cerrar el Estrecho de Ormuz y que puede hacerlo. El 24 de diciembre de 2011, Irán inició sus maniobras militares Velayat-90 en el Estrecho de Ormuz y sus alrededores, extendiéndose desde el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán (Mar de Omán) al Golfo de Adén y el Mar Arábigo.



    Desde que esas maniobras tuvieron lugar, ha habido una escalada bélica verbal entre Washington y Teherán. Sin embargo, nada de lo que la Administración Obama o el Pentágono han dicho o hecho hasta ahora ha impedido que Teherán continúe con sus ejercicios navales.


La naturaleza geopolítica del Estrecho de Ormuz


Además del hecho de que es un punto vital de tránsito de los recursos energéticos globales y un cuello de botella estratégico, es preciso tener en cuenta dos aspectos más respecto al Estrecho de Ormuz y a su relación con Irán. El primero se refiere a la geografía del Estrecho de Ormuz. El segundo tiene que ver con el papel de Irán en la cogestión del estratégico estrecho en virtud del derecho internacional y de sus derechos nacionales de soberanía.


El tráfico marítimo que atraviesa el Estrecho de Ormuz ha estado siempre en contacto con las fuerzas navales iraníes, compuestas mayoritariamente por las fuerzas regulares de la Marina y el sector de la Marina de la Guardia Revolucionaria de Irán. De hecho, las fuerzas navales iraníes controlan y vigilan el Estrecho de Ormuz junto con el Sultanato de Omán a través del enclave omaní de Musandam. Y lo que es más importante aún, todo el tráfico marítimo que atraviesa el Estrecho de Ormuz, incluida la Marina de EEUU, debe navegar por aguas territoriales iraníes. Casi todas las entradas al Golfo Pérsico se hacen a través de las aguas iraníes y casi todas las salidas a través de aguas omaníes.


Irán permite que todos los barcos extranjeros utilicen sus aguas territoriales con buena fe y en base a la Parte III de la Convención de las Naciones Unidas sobre las Disposiciones de Tránsito Marítimo reguladas en el Derecho del Mar, que estipula que los navíos son libres de navegar a través de estrechos marítimos y otras formaciones similares de agua si realizan una navegación rápida y continua entre un puerto abierto y alta mar. Aunque Teherán sigue normalmente las prácticas de navegación recogidas en el Derecho del Mar, no está legalmente vinculado a ellas. Al igual que Washington, Teherán firmó este tratado internacional, pero no lo ratificó nunca.



Tensiones irano-estadounidenses en el Golfo Pérsico


En recientes desarrollos, el Majlis iraní (parlamento) está volviendo a valorar el uso que hacen los navíos extranjeros de las aguas iraníes del Estrecho de Ormuz. Y está proponiendo una serie de leyes que podrían impedir que cualquier barco extranjero de guerra pueda utilizar, sin el permiso iraní, las aguas territoriales iraníes para navegar a través del Estrecho de Ormuz. El Comité de Política Exterior y de Seguridad Nacional del parlamento está actualmente estudiando una legislación que establezca una postura oficial, que dependería de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de Irán [1].


El 30 de diciembre de 2011, el portaviones estadounidense USS John C. Stennis pasó a través de la zona donde Irán realizaba sus maniobras navales. El comandante de las fuerzas regulares iraníes, el general de división Ataollah Salehi, aconsejó al mencionado portaviones, y a otros navíos de la marina estadounidense, que no volvieran al Golfo Pérsico mientras Irán realizaba sus ejercicios, añadiendo que Irán no acostumbra a repetir una advertencia dos veces [2]. Poco después del severo aviso iraní a Washington, el secretario de prensa del Pentágono respondió a través de un comunicado diciendo: “Nadie en este gobierno busca una confrontación [con Irán] acerca del Estrecho de Ormuz. Es importante que rebajemos la temperatura” [3].


En un escenario real de conflicto militar con Irán, es muy probable que los portaviones de EEUU actuaran desde el exterior del Golfo Pérsico y desde el sur del Golfo de Omán y el Mar Arábigo. A menos que el sistema de misiles que Washington está desarrollando en los petro-reinos del sur del Golfo Pérsico no resulte operativo, no es probable que haya un gran despliegue de grandes buques de guerra estadounidenses por el Golfo Pérsico. Y las razones tienen que ver con las realidades geográficas y las capacidades defensivas de Irán.



La geografía actúa en contra del Pentágono: la fuerza naval estadounidense encuentra sus límites en el Golfo Pérsico.


La fuerza naval estadounidense, que engloba tanto a la Marina como a la Guardia Costera de EEUU, ocupa un lugar preeminente sobre todas las demás fuerzas marítimas y marinas del mundo. Sus capacidades en los océanos y mares profundos no tienen parangón con ninguna otra potencia naval. Pero preeminencia no significa invencibilidad. Y las fuerzas navales estadounidenses son sin embargo vulnerables en el Estrecho de Ormuz y en el Golfo Pérsico.


A pesar de su poderío y fuerza, la geografía trabaja literalmente contra el poder naval de EEUU en el Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico. La relativa estrechez del Golfo Pérsico lo convierte casi en un canal, al menos respecto a un contexto estratégico y militar. Hablando en sentido figurado, los portaviones y buques de guerra de EEUU se encontrarían confinados en aguas estrechas o encerrados dentro de las aguas costeras del Golfo Pérsico [véase mapa arriba].


Ahí es donde las capacidades de los misiles avanzados del ejército iraní entran en juego. El arsenal de torpedos y misiles iraníes harían un trabajo rápido con los activos navales estadounidenses en las aguas del Golfo Pérsico donde quedarían aprisionados. Por esta razón es por la que EEUU ha estado muy ocupado en los últimos años creando un sistema de escudo antimisiles en el Golfo Pérsico en los países del Consejo de Cooperación del Golfo.


En el Golfo Pérsico, incluso las pequeñas patrulleras iraníes, que parecen algo lamentable e insignificante frente a un portaviones o un destructor estadounidense, suponen una amenaza para los buques de guerra de EEUU. Las apariencias pueden engañar; esas patrulleras pueden fácilmente lanzar una descarga de misiles que podrían dañar gravemente y hundir a grandes buques de guerra estadounidenses. Las pequeñas patrulleras son casi apenas detectables y es difícil acertarles.


Las fuerzas iraníes podrían también atacar las capacidades navales estadounidenses lanzando sencillamente ataques de misiles desde territorio iraní en la costa norte del Golfo Pérsico. Incuso en 2008, el Instituto Washington para la Política de Oriente Próximo reconoció la amenaza de las baterías móviles costeras de misiles de Irán, de los misiles anti-buque y de los barcos pequeños dotados de misiles [4]. Otros activos iraníes, como aviones teledirigidos, aerodeslizadores, minas, equipos de buzos y mini-submarinos podrían también utilizarse en una guerra naval asimétrica contra la V Flota de EEUU.


Incluso los propios simulacros de guerra del Pentágono han mostrado que una guerra con Irán en el Golfo Pérsico podría suponer un desastre para EEUU y su ejército. Tenemos un ejemplo clave en los juegos bélicos Millennium Challenge 2002 (MC02) en el Golfo Pérsico, que se estuvieron realizando desde el 24 de julio al 15 de agosto de 2002 y que necesitaron casi de dos años de preparativos. Esas gigantescas maniobras fueron uno de los mayores y más caros juegos de guerra jamás desplegados por el Pentágono. El Millennium Challenge 2002 se celebró poco después de que el Pentágono decidiera continuar el impulso de la guerra en Afganistán atacando Iraq, Somalia, Sudán, Libia, el Líbano, Siria, para rematarlo todo con el gran premio de Irán en una amplia campaña bélica que asegurara la primacía de EEUU en el nuevo milenio.


Una vez terminado el Millennium Challenge 2002, el juego bélico se presentó “oficialmente” como un simulacro de guerra contra Iraq bajo el gobierno del presidente de Sadam Husein, pero esos juegos bélicos se referían a Irán [5]. EEUU estaba ya preparado en aquel momento para la inminente invasión anglo-estadounidense de Iraq. Además, Iraq no tenía potencial naval que mereciera la utilización a tan gran escala de la Marina de EEUU.


El Millenniun Challenge 2002 se llevó a cabo como un simulacro de guerra contra Irán, que recibió en clave el nombre de “Red”, refiriéndose a él como un desconocido estado enemigo canalla del Oriente Medio en el Golfo Pérsico. Ningún otro país que no fuera Irán podía cumplir los perímetros y características de “Red” y sus fuerzas militares, desde los buques-patrulla a las unidades de motocicletas. El simulacro de guerra se produjo porque Washington planeaba, tras invadir Iraq en 2003, atacar muy pronto a Irán.


El escenario del juego bélico de 2002 empezó denominando “Blue” a EEUU y dándole a Irán un ultimátum de un día para que se rindiera en el año 2007. La fecha del juego bélico de 2007 se correspondía cronológicamente con los planes estadounidenses de atacar Irán tras el ataque de Israel al Líbano en 2006, que se extendería, según los planes militares, a una guerra más amplia contra Siria. Sin embargo, la guerra contra el Líbano no salió según lo planeado y EEUU e Israel comprendieron que si Hizbollah podía desafiarles en el Líbano, ampliar después la guerra a Siria e Irán podría conllevar un desastre.


En el escenario bélico del Millennium Challenge 2002, Irán reaccionaría a la agresión estadounidense lanzando una descarga masiva de misiles que aplastaría a EEUU y destruiría dieciséis de sus buques: un portaviones, diez cruceros y cinco barcos-anfibio. Se estimó que de haber sucedido así en el contexto de un escenario de guerra real, en el primer día del ataque podrían haber muerto 20.000 soldados estadounidenses [6].


A continuación, Irán enviaría a sus pequeñas patrulleras –esas que parecen insignificantes en comparación con el USS John C. Stennis y otros grandes buques de guerra estadounidenses- a liquidar lo que quedara de las fuerzas navales del Pentágono en el Golfo Pérsico, lo que provocaría enormes daños, el hundimiento de la mayor parte de la V Flota y la derrota de EEUU. Tras la derrota estadounidense, los simulacros de guerra empezarían de nuevo, pero “Red” (Irán) tendría que actuar asumiendo sus desventajas y deficiencias para que las fuerzas estadounidenses pudieran salir victoriosas de las maniobras [7]. Este resultado de los juegos de guerra obviaba el hecho de que EEUU habría acabado arrollado en el contexto de una guerra convencional real con Irán en el Golfo Pérsico.


Por consiguiente, el formidable poderío naval de Washington queda muy rebajado a causa tanto de la geografía de por las capacidades militares iraníes en lo que se refiere a combatir en el Golfo Pérsico o incluso en gran parte del Golfo de Omán. Al no poder disponer de aguas abiertas, como en el Océano Índico o el Océano Pacífico, EEUU tendrá que combatir con unos tiempos de respuesta en gran medida reducidos y, lo que es más importante, no podrá batallar desde una distancia considerable (militarmente segura). Así, equipos enteros de herramientas de los sistemas defensivos navales de EEUU, diseñados para combatir en mares abiertos utilizando ámbitos distanciados, se vuelven inútiles en el Golfo Pérsico.


¿Resulta por tanto superfluo el Estrecho de Ormuz a la hora de debilitar a Irán?


El mundo entero conoce la importancia del Estrecho de Ormuz, y Washington y sus aliados son muy conscientes de que los iraníes pueden cerrarlo militarmente durante un período de tiempo importante. Por esta razón es por la que EEUU ha estado trabajando con los países del CCG –Arabia Saudí, Qatar, Bahrein, Kuwait, Omán y los Emiratos Árabes Unidos- para crear una nueva ruta para su petróleo mediante oleoductos que rodeen el Estrecho de Ormuz y canalicen directamente el petróleo del CCG hacia el Océano Índico, el Mar Rojo o el Mar Mediterráneo. Washington ha estado también presionando a Iraq para que busque rutas alternativas en sus conversaciones con Turquía, Jordania y Arabia Saudí.


Tanto Israel como Turquía se han mostrado también muy interesados por este proyecto estratégico. Ankara ha celebrado conversaciones con Qatar para construir una terminal petrolífera que llegue a Turquía a través de Iraq. El gobierno turco ha tratado de conseguir que Iraq una sus campos petrolíferos en el sur con las rutas de tránsito que van a través de Turquía, al igual que están los del norte. Todo esto vinculado al objetivo turco de convertirse en corredor energético y en importante eje de tránsito.


La finalidad perseguida con la creación de esa nueva ruta para el petróleo lejos del Golfo Pérsico es eliminar un elemento importante de influencia estratégica del que Irán dispone frente a Washington y sus aliados. Reduciría eficazmente la importancia del Estrecho de Ormuz. Podría muy bien convertirse en un requisito previo de los preparativos de guerra y de la guerra dirigida por EEUU contra Teherán y sus aliados.


Es dentro de ese marco donde los Emiratos Árabes Unidos están promoviendo el Oleoducto de Crudo de Abu Dhabi o el Oleoducto Hashan-Fujairah, que circunvalará la ruta marítima en el Golfo Pérsico que pasa a través del Estrecho de Ormuz. El proyecto se consolidó en 2006, el contrato se firmó en 2007 y la construcción empezó en 2008 [8]. Ese oleoducto va directamente desde Abu Dhabi al puerto de Fujairah en la costa del Golfo de Omán en el Mar Arábigo.


Es decir, que dará acceso directo con el Océano Índico a las exportaciones desde los EAU. Al rodear Ormuz, se le ha presentado abiertamente como un medio para reforzar la seguridad energética en un intento por evitar al ejército iraní. Además de la construcción de este oleoducto, se contempló también la construcción de una reserva petrolífera estratégica en Fujairah para poder mantener el flujo de petróleo hacia los mercados internacionales en caso de que se cerrara el Golfo Pérsico [9].



Además del oleoducto saudí Este-Oeste, Arabia Saudí ha estado también buscando una alternativa a las rutas de tránsito y examinando los puertos de Omán y Yemen, sus vecinos del sur de la Península Arábiga, manifestando un especial interés por el puerto yemení de Mukallah, en las costas del Golfo de Adén. En 2007, fuentes israelíes informaron con bastante fanfarria que estaba gestándose un proyecto de oleoducto que iba a conectar los campos petrolíferos saudíes con Fujairah en los EAU, con Muscat en Omán y, finalmente, con Mukallah en el Yemen. La reapertura del oleoducto Arabia Saudí-Iraq (IPSA, por sus siglas en inglés), que, para colmo de ironías fue construido por Sadam Husein para evitar el Estrecho de Ormuz y a Irán, ha sido también objeto de discusión de los saudíes con el gobierno iraquí en Bagdad.


Si Siria y el Líbano se convirtieran en clientes de Washington, entonces podría también reactivarse el cerrado oleoducto transarábigo (Tapline) junto con otras rutas alternativas que irían desde la Península Arábiga a las costas del Mar Mediterráneo a través del Levante. Cronológicamente, esto también podría formar parte de los esfuerzos de Washington para invadir Líbano y Siria en el intento de aislar Irán antes de cualquier posible confrontación con Teherán.


Las maniobras navales iraníes Velayat-90, que se celebraron en las proximidades de la entrada al Mar Rojo en el Golfo de Adén, fuera de las aguas territoriales del Yemen, también se extedieron por el Golfo de Omán frente a las costas de Omán y la zona costera oriental de los EAU. Además de otros aspectos, los ejercicios Velayat-90 deberían interpretarse como una señal de que Teherán está preparado para actuar fuera del Golfo Pérsico e incluso atacar o bloquear los oleoductos que intentan evitar el Estrecho de Ormuz.


La geografía está también del lado de Irán en este caso. El hecho de evitar o circunvalar el Estrecho de Ormuz no cambia la realidad de que la mayor parte de los campos petrolíferos que pertenecen a los países del CCG están todos situados en las proximidades de Irán y, por tanto, dentro de la distancia de lanzamiento iraní. Como en el caso del oleoducto Hashan-Fujairah, los iraníes podrían fácilmente interrumpir el flujo de petróleo desde el mismo punto de origen. Teherán podría lanzar ataques aéreos y de misiles o desplegar sus fuerzas anfibias, terrestres, navales y aéreas también en esas zonas. No necesita bloquear el Estrecho de Ormuz; después de todo, impedir el flujo energético es el principal objetivo de las amenazas iraníes.


La Guerra Fría EEUU-Irán


Washington ha estado atacando a Irán utilizando todos los medios que tiene a su alcance. Las tensiones alrededor del Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico constituyen solo uno de los aspectos de una peligrosa guerra fría regional con múltiples frentes entre Teherán y Washington en todo el Oriente Medio. Desde 2001, el Pentagono ha estado reestructurando también su ejército para emprender guerras no convencionales con enemigos como Irán [10]. Sin embargo, la geografía ha actuado siempre contra el Pentágono y EEUU no ha encontrado una solución a su dilema naval en el Golfo Pérsico. En vez de una guerra convencional, Washington ha tenido que emprender una guerra secreta, económica y diplomática contra Irán.

Notas:

[1] Fars News Agency, “Foreign Warships Will Need Iran’s Permission to Pass through Strait of Hormuz,” 4 enero 2011.


[2] Fars News Agency, “Iran Warns US against Sending Back Aircraft Carrier to Persian Gulf,” 4 enero 2011.


[3] Parisa Hafezi, “Iran threatens U.S Navy as sanctions hit economy,” Reuters, 4 enero 2012.


[4] Fariborz Haghshenass, “Iran’s Asymmetric Naval Warfare,” Policy Focus, nº 87 (Washington, D.C.: Washington Institute for Near Eastern Policy, septiembre 2010).


[5] Julian Borger, “Wake-up call,” The Guardian, 6 septiembre 2002.


[6] Neil R. McCown, Developing Intuitive Decision-Making In Modern Military Leadership (Newport, R.I.: Naval War College, 27 octubre 2010), p.9.


[7] Sean D. Naylor, “War games rigged? General says Millennium Challenge ‘02 ‘was almost entirely scripted,’” Army Times, 6 abril 2002.


[8] Himendra Mohan Kumar, “Fujairah poised to be become oil export hub,” Gulf News, 12 junio 2011.


[9] Ibid.


[10] John Arquilla, “The New Rules of War,” Foreign Policy, 178 (Marzo-Abril, 2010): pp. 60-67.


Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo e investigador asociado del Centre for Research on Globalization (CRG), con sede en Montreal. Está especializado en temas de Oriente Próximo y Asia Central. Ha sido colaborador e invitado en las discusiones sobre Oriente Medio en numerosos programas y redes internacionales como Al Jazeera, Press TV y Russia Today. Permaneció en Libia durante la campaña de bombardeos de la OTAN, informando desde allí para varias cadenas de noticias. También es corresponsal especial de Flashpoints, un programa con sede en Berkeley, California. Sus artículos se han publicado en más de diez idiomas. Escribe también para la Strategic Culture Foundation de Moscú.


http://globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=28516

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viernes, 6 de enero de 2012

La marcha hacia el abismo



Fidel Castro




No es cuestión de optimismo o pesimismo, saber o ignorar cosas elementales, ser responsables o no de los acontecimientos. Los que pretenden considerarse políticos debieran ser lanzados al basurero de la historia cuando, como es norma, en esa actividad ignoran todo o casi todo lo que se relaciona con ella.


No hablo por supuesto de los que a lo largo de varios milenios convirtieron los asuntos públicos en instrumentos de poder y riquezas para las clases privilegiadas, actividad en la que verdaderos récords de crueldad han sido impuestos durante los últimos ocho o diez mil años sobre los que se tienen vestigios ciertos de la conducta social de nuestra especie, cuya existencia como seres pensantes, según los científicos, apenas rebasa los 180 mil años.



No es mi propósito enfrascarme en tales temas que seguramente aburrirían a casi el ciento por ciento de las personas continuamente bombardeadas con noticias a través de medios, que van desde la palabra escrita hasta las imágenes tridimensionales que comienzan a exhibirse en costosos cines, y no está lejano el día en que también predominen en la ya de por sí fabulosas imágenes de la televisión. No es casual que la llamada industria de la recreación tenga su sede en el corazón del imperio que a todos tiraniza.


Lo que pretendo es situarme en el punto de partida actual de nuestra especie para hablar de la marcha hacia el abismo. Podría incluso hablar de una marcha “inexorable” y estaría seguramente más cerca de la realidad. La idea de un juicio final está implícita en las doctrinas religiosas más extendidas entre los habitantes del planeta, sin que nadie las califique por ello de pesimistas. Considero, por el contrario, deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento en el mundo actual.


Numerosos peligros nos amenazan, pero dos de ellos, la guerra nuclear y el cambio climático, son decisivos y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución.


La palabrería demagógica, las declaraciones y los discursos de la tiranía impuesta al mundo por Estados Unidos y sus poderosos e incondicionales aliados, en ambos temas, no admiten la menor duda al respecto.


El primero de enero de 2012, año nuevo occidental y cristiano, coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución en Cuba y el año en que se cumple el 50 Aniversario de la Crisis de Octubre de 1962, que puso al mundo al borde de la guerra mundial nuclear, lo que me obliga a escribir estas líneas.


Carecerían de sentido mis palabras si tuviesen como objetivo imputar alguna culpa al pueblo norteamericano, o al de cualquier otro país aliado de Estados Unidos en la insólita aventura; ellos, como los demás pueblos del mundo, serían las víctimas inevitables de la tragedia. Hechos recientes ocurridos en Europa y otros puntos muestran las indignaciones masivas de aquellos a los que el desempleo, la carestía, las reducciones de sus ingresos, las deudas, la discriminación, las mentiras y la politiquería, conducen a las protestas y a las brutales represiones de los guardianes del orden establecido.


Con frecuencia creciente se habla de tecnologías militares que afectan la totalidad del planeta, único satélite habitable conocido a cientos de años luz de otro que tal vez resulte adecuado si nos movemos a la velocidad de la luz, trescientos mil kilómetros por segundo.


No debemos ignorar que si nuestra maravillosa especie pensante desapareciera transcurrirían muchos millones de años antes de que surja nuevamente otra capaz de pensar, en virtud de los principios naturales que rigen como consecuencia de la evolución de las especies, descubierta por Darwin en 1859 y que hoy reconocen todos los científicos serios, creyentes o no creyentes.


Ninguna otra época de la historia del hombre conoció los actuales peligros que afronta la humanidad. Personas como yo, con 85 años cumplidos, habíamos arribado a los 18 con el título de bachiller antes de que concluyera la elaboración de la primera bomba atómica.


Hoy los artefactos de ese carácter listos para su empleo ─incomparablemente más poderosos que los que produjeron el calor del sol sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki─ suman miles.


La armas de ese tipo que se guardan adicionalmente en los depósitos, añadidas a las ya desplegadas en virtud de acuerdos, alcanzan cifras que superan los veinte mil proyectiles nucleares.


El empleo de apenas un centenar de esas armas sería suficiente para crear un invierno nuclear que provocaría una muerte espantosa en breve tiempo a todos los seres humanos que habitan el planeta, como ha explicado brillantemente y con datos computarizados el científico norteamericano y profesor de la Universidad de Rutgers, New Jersey, Alan Robock.


Los que acostumbran a leer las noticias y análisis internacionales serios, conocen cómo los riesgos del estallido de una guerra con empleo de armas nucleares se incrementan a medida que la tensión crece en el Cercano Oriente, donde en manos del gobierno israelita se acumulan cientos de armas nucleares en plena disposición combativa, y cuyo carácter de fuerte potencia nuclear ni se admite ni se niega. Crece igualmente la tensión en torno a Rusia, país de incuestionable capacidad de respuesta, amenazada por un supuesto escudo nuclear europeo.


Mueve a risas la afirmación yanki de que el escudo nuclear europeo es para proteger también a Rusia de Irán y Corea del Norte. Tan endeble es la posición yanqui en este delicado asunto, que su aliado Israel ni siquiera se toma la molestia de garantizar consultas previas sobre medidas que puedan desatar la guerra.


La humanidad, en cambio, no goza de garantía alguna. El espacio cósmico, en las proximidades de nuestro planeta, está saturado de satélites de Estados Unidos destinados a espiar lo que ocurre hasta en las azoteas de las viviendas de cualquier nación del mundo. La vida y costumbres de cada persona o familia pasó a ser objeto de espionaje; la escucha de cientos de millones de celulares, y el tema de las conversaciones que aborde cualquier usuario en cualquier parte del mundo deja de ser privado para convertirse en material de información para los servicios secretos de Estados Unidos.


Ese es el derecho que va quedando a los ciudadanos de nuestro mundo en virtud de los actos de un gobierno cuya constitución, aprobada en el Congreso de Filadelfia en 1776, establecía que todavía los hombres nacían libres e iguales y a todos les concedía el Creador determinados derechos, de los cuales no les quedan ya, ni a los propios norteamericanos ni a ciudadano alguno del mundo siquiera el de comunicar por teléfono a familiares y amigos sus sentimientos más íntimos.


La guerra, sin embargo, es una tragedia que puede ocurrir, y es muy probable que ocurra; más, si la humanidad fuese capaz de retrasarla un tiempo indefinido, otro hecho igualmente dramático está ocurriendo ya con creciente ritmo: el cambio climático. Me limitaré a señalar lo que eminentes científicos y expositores de relieve mundial han explicado a través de documentos y filmes que nadie cuestiona.


Es bien conocido que el gobierno de Estados Unidos se opuso a los acuerdos de Kyoto sobre el medio ambiente, una línea de conducta que ni siquiera concilió con sus más cercanos aliados, cuyos territorios sufrirían tremendamente y algunos de los cuales, como Holanda, desaparecerían casi por entero.


El planeta marcha hoy sin política sobre este grave problema, mientras los niveles del mar se elevan, las enormes capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, donde se acumula más del 90% del agua dulce del mundo, se derriten con creciente ritmo, y ya la humanidad, el pasado 30 de noviembre de 2011, alcanzó oficialmente la cifra de 7 mil millones de habitantes que en las áreas más pobres del mundo crece de forma sostenida e inevitable. ¿Es que acaso los que se han dedicado a bombardear países y matar millones de personas durante los últimos 50 años se pueden preocupar por el destino de los demás pueblos?


Estados Unidos es hoy no solo el promotor de esas guerras, sino también el mayor productor y exportador de armas en el mundo.


Como es conocido, ese poderoso país ha suscrito un convenio para suministrar 60 mil millones de dólares en los próximos años al reino de Arabia Saudita, donde las transnacionales de Estados Unidos y sus aliados extraen cada día 10 millones de barriles de petróleo ligero, es decir, mil millones de dólares en combustible. ¿Qué será de ese país y de la región cuando esas reservas de energía se agoten? No es posible que nuestro mundo globalizado acepte sin chistar el colosal derroche de recursos energéticos que la naturaleza tardó cientos de millones de años en crear, y cuya dilapidación encarece los costos esenciales. No sería en absoluto digno del carácter inteligente atribuido a nuestra especie.


En los últimos 12 meses tal situación se agravó considerablemente a partir de nuevos avances tecnológicos que, lejos de aliviar la tragedia proveniente del derroche de los combustibles fósiles, la agrava considerablemente.


Científicos e investigadores de prestigio mundial venían señalando las consecuencias dramáticas del cambio climático.


En un excelente documental fílmico del director francés Yann Arthus-Bertrand, titulado Home, y elaborado con la colaboración de prestigiosas y bien informadas personalidades internacionales, publicado a mediados del año 2009, este advirtió al mundo con datos irrebatibles lo que estaba ocurriendo. Con sólidos argumentos exponía las consecuencias nefastas de consumir, en menos de dos siglos, los recursos energéticos creados por la naturaleza en cientos de millones de años; pero lo peor no era el colosal derroche, sino las consecuencias suicidas que para la especie humana tendría. Refiriéndose a la propia existencia de la vida, le reprochaba a la especie humana: “…Te beneficias de un fabuloso legado de 4 000 millones de años suministrado por la Tierra. Solamente tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo.”


No culpaba ni podía culpar a nadie hasta ese minuto, señalaba simplemente una realidad objetiva. Sin embargo, hoy tenemos que culparnos todos de que lo sepamos y nada hagamos por tratar de remediarlo.


En sus imágenes y conceptos, los autores de esa obra incluyen memorias, datos e ideas que estamos en el deber de conocer y tomar en cuenta.


En meses recientes, otro fabuloso material fílmico exhibido fue Océanos, elaborado por dos realizadores franceses, considerado el mejor film del año en Cuba; tal vez, a mi juicio, el mejor de esta época.


Es un material que asombra por la precisión y belleza de las imágenes nunca antes filmadas por cámara alguna: 8 años y 50 millones de euros fueron invertidos en ella. La humanidad tendrá que agradecer esa prueba de la forma en que se expresan los principios de la naturaleza adulterados por el hombre. Los actores no son seres humanos: son los pobladores de los mares del mundo. ¡Un Oscar para ellos!


Lo que motivó para mí el deber de escribir estas líneas no surgió de los hechos referidos hasta aquí, que de una forma u otra he comentado anteriormente, sino de otros que, manejados por intereses de las transnacionales, han estado saliendo a la luz dosificadamente en los últimos meses y sirven a mi juicio como prueba definitiva de la confusión y el caos político que impera en el mundo.


Hace apenas unos meses leí por primera vez algunas noticias sobre la existencia del gas de esquisto. Se afirmaba que Estados Unidos disponía de reservas para suplir sus necesidades de este combustible durante 100 años. Como dispongo en la actualidad de tiempo para indagar sobre temas políticos, económicos y científicos que pueden ser realmente útiles a nuestros pueblos, me comuniqué discretamente con varias personas que residen en Cuba o en el exterior de nuestro país. Curiosamente, ninguna de ellas había escuchado una palabra sobre el asunto. No era desde luego la primera vez que eso sucedía. Uno se asombra de hechos importantes de por sí que se ocultan en un verdadero mar de informaciones, mezcladas con cientos o miles de noticias que circulan por el planeta.


Persistí, no obstante, en mi interés sobre el tema. Han transcurrido solo varios meses y el gas de esquisto no es ya noticia. En vísperas del nuevo año se conocían ya suficientes datos para ver con toda claridad la marcha inexorable del mundo hacia el abismo, amenazado por riesgos tan extremadamente graves como la guerra nuclear y el cambio climático. Del primero, ya hablé; del segundo, en aras de la brevedad, me limitaré a exponer datos conocidos y algunos por conocer que ningún cuadro político o persona sensata debe ignorar.


No vacilo en afirmar que observo ambos hechos con la serenidad de los años vividos, en esta espectacular fase de la historia humana, que han contribuido a la educación de nuestro pueblo valiente y heroico.


El gas se mide en TCF, los cuales pueden referirse a pies cúbicos o metros cúbicos ─no siempre se explica si se trata de uno o de otro─ depende del sistema de medidas que se aplique en un determinado país. Por otro lado, cuando se habla de billones suelen referirse al billón español que significa un millón de millones; tal cifra en inglés se califica como trillón lo cual debe tenerse en cuenta cuando se analizan las referidas al gas que suelen ser voluminosas. Trataré de señalarlo cuando sea necesario.


El analista norteamericano Daniel Yergin, autor de un voluminoso clásico de historia del petróleo afirmó, según la agencia de noticias IPS, que ya un tercio de todo el gas que se produce en Estados Unidos es gas de esquisto.


“…la explotación de una plataforma con seis pozos puede consumir 170.000 metros cúbicos de agua e incluso provocar efectos dañinos como influir en movimientos sísmicos, contaminar aguas subterráneas y superficiales, y afectar el paisaje.”


El grupo británico BP informa por su parte que “Las reservas probadas de gas convencional o tradicional en el planeta suman 6.608 billones -millón de millones- de pies cúbicos, unos 187 billones de metros cúbicos, [...] y los depósitos más grandes están en Rusia (1.580 TCF), Irán (1.045), Qatar (894), y Arabia Saudita y Turkmenistán, con 283 TCF cada uno”. Se trata del gas que se venía produciendo y comercializando.


“Un estudio de la EIA -una agencia gubernamental de Estados Unidos sobre energía- publicado en abril de 2011 encontró prácticamente el mismo volumen (6.620 TCF o 187,4 billones de metros cúbicos) de shale gas recuperable en apenas 32 países, y los gigantes son: China (1.275 TCF), Estados Unidos (862), Argentina (774), México (681), Sudáfrica (485) y Australia (396 TCF)”. Shale gas es gas de esquisto. Obsérvese que de acuerdo a lo que se conoce Argentina y México poseen casi tanto como Estados Unidos. China, con los mayores yacimientos, posee reservas que equivalen a casi el doble de aquellos y un 40% más que Estados Unidos.


“…países secularmente dependientes de proveedores extranjeros contarían con una ingente base de recursos en relación con su consumo, como Francia y Polonia, que importan 98 y 64 por ciento, respectivamente, del gas que consumen, y que tendrían en rocas de esquistos o lutitas reservas superiores a 180 TCF cada uno”.


“Para extraerlo de las lutitas -señala IPS- se apela a un método bautizado ‘fracking’ (fractura hidráulica), con la inyección de grandes cantidades de agua más arenas y aditivos químicos. La huella de carbono (proporción de dióxido de carbono que libera a la atmósfera) es mucho mayor que la generada con la producción de gas convencional.


“Como se trata de bombardear capas de la corteza terrestre con agua y otras sustancias, se incrementa el riesgo de dañar subsuelo, suelos, napas hídricas subterráneas y superficiales, el paisaje y las vías de comunicación si las instalaciones para extraer y transportar la nueva riqueza presentan defectos o errores de manejo.”


Baste señalar que entre las numerosas sustancias químicas que se inyectan con el agua para extraer este gas se encuentran el benceno y el tolueno, que son sustancias terriblemente cancerígenas


La experta Lourdes Melgar, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, opina que:


“‘Es una tecnología que genera mucho debate y son recursos ubicados en zonas donde no hay agua’…”.


“Las lutitas gasíferas -expresa IPS- son canteras de hidrocarburos no convencionales, encalladas en rocas que las guarecen, por lo que se aplica la fractura hidráulica (conocida en inglés como ‘fracking’) para liberarlas a gran escala.”


“La generación de gas shale involucra altos volúmenes de agua y la excavación y fractura generan grandes cantidades de residuos líquidos, que pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho.”


“La producción de esquisto saltó de 11.037 millones de metros cúbicos en 2000 a 135.840 millones en 2010. En caso de seguir a este ritmo la expansión, en 2035 llegará a cubrir 45 por ciento de la demanda de gas general, según la EIA.


“Investigaciones científicas recientes han alertado del perfil ambiental negativo del gas lutita.


“Los académicos Robert Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea, de la estadounidense Universidad de Cornell, concluyeron que ese hidrocarburo es más contaminante que el petróleo y el gas, según su estudio ‘Metano y la huella de gases de efecto invernadero del gas natural proveniente de formaciones de shale’, difundido en abril pasado en la revista Climatic Change.


“‘La huella carbónica es mayor que la del gas convencional o el petróleo, vistos en cualquier horizonte temporal, pero particularmente en un lapso de 20 años. Comparada con el carbón, es al menos 20 por ciento mayor y tal vez más del doble en 20 años’, resaltó el informe.”


“El metano es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, responsables del aumento de la temperatura del planeta.”


“‘En áreas activas de extracción (uno o más pozos en un kilómetro), las concentraciones promedio y máximas de metano en pozos de agua potable se incrementaron con proximidad al pozo gasífero más cercano y fueron un peligro de explosión potencial’, cita el texto escrito por Stephen Osborn, Avner Vengosh, Nathaniel Warner y Robert Jackson, de la estatal Universidad de Duke.


“Estos indicadores cuestionan el argumento de la industria de que el esquisto puede sustituir al carbón en la generación eléctrica y, por lo tanto, un recurso para mitigar el cambio climático.


“‘Es una aventura demasiado prematura y riesgosa’.”


“En abril de 2010, el Departamento de Estado de Estados Unidos puso en marcha la Iniciativa Global de Gas Shale para ayudar a los países que buscan aprovechar ese recurso para identificarlo y desarrollarlo, con un eventual beneficio económico para las transnacionales de esa nación.”


He sido inevitablemente extenso, no tenía otra opción. Redacto estas líneas para el sitio web Cubadebate y para Telesur, una de las emisoras de noticias más serias y honestas de nuestro sufrido mundo.


Fidel Castro Ruz
Enero 4 de 2012
9 y 15 p.m

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