"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

miércoles, 14 de mayo de 2008

La máquina de la inflación en los EE.UU. y el mundo

Por Alexander Mondragón

Hasta hace unos años algunos "expertos" decían que si el barril de petróleo llegaba a la barrera de los 100 dólares, la economía del mundo entraría en bancarrota. Hace unos días el crudo se cotizó a 126 dólares y nada sucedió.

Y ahora se habla de la barrera de los $200. Chakib Khelil, presidente de la OPEP, el cartel de los países exportadores, predijo que se llegaría a ese precio para el 2010. El banco de inversión Goldman Sachs asegura que se sobrepasará ese límite mucho antes. Y el Deutsche Bank hizo un análisis con la posibilidad de que se llegara a los $250 el barril a fines del año que viene.
Los analistas que tratan de explicar cómo fue posible sobrepasar los primeros $100 sin colapso, ahora aseguran que el precio del petróleo podría llegar a entre $200 y $250 para el 2010 o antes

Entonces ¿cómo explicar que los precios suban como espuma y sin control, sin que en el horizonte se asome un cataclismo económico? La respuesta, muy probablemente, está en la emisión de dólares que hace todos los días la Reserva Federal de los Estados Unidos, sin que el resto del mundo tenga conocimiento a carta cabal de cuantos billetes verdes inundan el mundo cada día.

En otras palabras, mientras el mundo siga aceptando al dólar como la principal moneda de transacción global para las principales mercancías que consumen los habitantes del planeta, el juego continuará. Pero cada vez puede ser más difícil vivir de esta "jugada", incluyendo a los habitantes de los EE.UU.

Desde que en Marzo del 2006 la Reserva Federal dejó de emitir el indicador M3 —que, entre otras cifras, contenía los dólares circulantes en el mundo— la pregunta obligada es ¿que es lo qué el gobierno de Estados Unidos a tratado de ocultar desde entonces?

La respuesta a esta interrogante no es difícil de encontrar si tenemos muy en claro que —como cualquier "experto" lo sabe, pero no lo dice— la impresión de más papel moneda —como lo hace la Reserva Federal— está directamente relacionado a la inflación de precios.

¿Quiere un ejemplo actual? Después que el gobierno de Bush dijo que iba a aliviar a millones de contribuyentes de los EE.UU. con un "cheque de estímulo", el dinero no lo sacó de los ahorros o de un préstamo, simplemente mando a imprimir más dinero que fue entregado a través de unos cheques del IRS. ¿Y qué ha pasado antes y después que se comenzaron a repartir los "estímulos"? Los precios de los bienes de consumo, entre ellos la gasolina, son más caros. Es decir: el estímulo se convirtió en una inflación.

Pero los cheques son solo la punta del iceberg. Tomemos el precio del barril de petróleo en los dos últimos años. En el 2006 (cuando se dejó de publicar el indicador M3) el precio por barril estaba en los $60 y ahora en Mayo del 2008 ya superó los $126 el barril. En otras palabras, muchos de esos dólares impresos sin control desde el 2006 han servido para pagar el alza del petróleo que ahora cuesta ¡más del doble! —pues el dólar es la única moneda con que se compra y vende el oro negro, y de ahí porque Saddam Hussein fue desembarcado del poder cuando, en el 2001, cambió a euros la moneda con que se vendía el petróleo iraquí.

Entonces, sí el mundo no ha colapsado es porque los que tienen la sartén por el mango siguen imponiendo y aceptando que el petróleo y otros bienes básicos que se comercializan en las bolsas mercantiles, cotizándose en dólares; y a más dólares en circulación, por ende, los productos se cotizarán a más precios. Esa es la causa directa del por qué también los precios de los alimentos básicos comercializados en las bolsas mercantiles como Nueva York —además del petróleo por supuesto— han sufrido otra escalada, y cuyos precios lo pagan todas las poblaciones del mundo —incluyendo el precio del hambre en los países que no pueden comprar los alimentos a precios exhorbitantes (¡en dólares!) para sus economías.

Para resumir, lo que están haciendo los amos del mundo —como lo han hecho desde principios de los 1970's, cuando decidieron de que el dólar sería la única moneda para la compra y venta del petróleo— es exportar la inflación de los Estados Unidos al resto del planeta. Pero ahora el fenómeno ya está tocando al interior de la primera potencia, porque las finanzas mundiales tienen otras monedas de respaldo, como el euro, la libra, el rublo y el yen —además del oro—, y el dólar está perdiendo su hegemonía.

Así, mientras el mundo siga aceptando la "maquinita" de imprimir dólares de la Reserva Federal, los precios seguirán escalando. El peligro, sin embargo, está en que todo tiene un límite. Ya lo advirtió esta semana el subdirector general del Fondo Monetario Internacional (FMI), John Lipsky, cuando habló sobre el riesgo que supone el aumento mundial de la inflación y pidió que se tenga cuidado con las políticas que combaten la ralentización económica —los "estímulos" económicos—, pero incrementan los precios.

"Esta aceleración de la inflación debe tomarse en serio porque puede suponer un significativo desafío para la estabilidad económica", aseguró Lipsky durante su intervención ante el Consejo de Relaciones Exteriores, un organismo privado con sede en Nueva York que promueve el debate sobre asuntos internacionales.

En opinión de Lipsky, el incremento mundial de los precios —que "ronda el 5.5 por ciento anual, frente a ritmos del 4 por ciento en años anteriores"— podría socavar "los intentos mantenidos desde el comienzo de la década para restablecer la combinación de un crecimiento sólido y una baja inflación".

Y es que la caída del abismo puede ser más dolorosa de lo que imaginamos. Solo basta recordar lo que ocurrió en Alemania después de la Primera Guerra Mundial. La recaudación fiscal no era suficiente para hacer frente a los pagos (lo que actualmente le pasa al gobierno de Estados Unidos), así que se decidió imprimir dinero extra para efectuar los pagos (como los cheques de estimulo). Esto hizo que la inflación se disparase a niveles insospechados: entre enero de 1922 y diciembre de 1923 la tasa de inflación acumulada era de un billón porciento. Quizá no veamos algo tan dramático, porque las economías de las otras potencias y las potencias emergentes aún dependen de la de los Estados Unidos —al margen de que no hay un claro sucesor, o que el mundo derive en tres ejes de poder—, pero advertidos ya estamos: mientras la "maquinita" de la Reserva Federal siga imprimiendo dólares sin control, más cara será la vida.


P.D. Cabe señalar que la Reserva Federal no es controlada por el gobierno de los Estados Unidos, sino por un puñado de las instituciones bancarias y financieras más poderosas del planeta.

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