"Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen." .

jueves, 11 de octubre de 2007

EEUU analizó la posibilidad de atacar a grandes masas de población o de asesinar a sus enemigos mediante radiación


inSurGente (Antonio Maira).
Ahora que se especula con la posibilidad de un ataque de EEUU o de Israel –autorizado por Washington- a Irán, utilizando armas nucleares para garantizar el éxito y la impunidad de la operación, es fundamental analizar las “reglas morales” que rigen el uso y los modos de la guerra para los países occidentales. El código Hiroshima que autorizó el uso de armas nucleares sobre enormes concentraciones de población civil, en condiciones de imposibilidad de represalia enemiga, fue puesto en marcha en el verano de 1945. El código fue fuertemente establecido puesto que los Estados Unidos no han hecho un gesto de arrepentimiento por una atrocidad que no tiene parangón alguno en la historia negra de la humanidad. Nuevos documentos, desclasificados en parte, dan cuenta de la permanencia continua de ese código criminal en los planes guerreros del Pentágono y del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Contrariamente a cualquier contrición, Washington ha legitimado la barbarie extrema justificando el uso de La Bomba contra cientos de miles de civiles cuando el gobierno estadounidense lo considere oportuno. "Acelerar el final de la guerra" o "evitar bajas a los Estados Unidos fueron las apelaciones éticas utilizadas por entonces -unidas a un racismo extremo que deshumanizaba a los enemigos amarillos. La justificación está más presente que nunca en las guerras preventivas contemporáneas del Imperio. También está presente el uso de una fuerza -capacidad de destruir y matar- irresistible. La utilización de las armas nucleares está prevista en la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los EEUU, y fue autorizada bajo la fórmula de "uso de todas las armas puestas a disposición del Presidente" en las semanas anteriores al comienzo de la guerra contra Iraq. No hay que olvidar que fue nada menos que la paloma Powell el máximo defensor de la estrategia de la utilización de una "fuerza irresistible" que garantizase el triunfo inmediato en una guerra de "cero muertos" para los EEUU. Hay que aclarar, para aproximarse al riesgo de que tal cosa vuelva a repetirse, que la autoproclamada comunidad internacional –formada por la Vieja y Nueva Europa, y por los demás aliados de los EEUU- jamás ha censurado tampoco el nacimiento, la promulgación y la permanencia del Código Hiroshima.
La disponibilidad para la guerra es absoluta. El derecho internacional que la limita -o que protege la paz- ha desaparecido y ha sido sustituido por la "voluntad soberana de los EEUU". Un millón de muertos, varios millones de desplazados, todo un pueblo empobrecido y hambreado, y un país completamente destruido, es un precio humano que no tiene presencia alguna en los discursos más éticos de los responsables políticos de occidente.
Nuevas noticias demuestran que Washington ha considerado siempre que la “guerra impune” no tiene limitación ética ninguna.
Es urgente crear un movimiento mundial que denuncie la liquidación que están realizando los EEUU, con la complicidad silenciosa o comprensiva de Europa, de todo el derecho internacional que limita la barbarie de la guerra.
"Es un nuevo concepto de la guerra, con resultados que no se pueden pronosticar”
Aporrea/ inSurGente.- Uno de los secretos mejor guardados de la Segunda Guerra Mundial sale a la luz al revelarse que el ejército estadounidense consideró la posibilidad de usar sustancias radiactivas para asesinar a importantes figuras del enemigo, según documentos desclasificados recientemente obtenidos por la AP.La iniciativa fue aprobada a los niveles más altos del ejército en 1948 y fue uno de los elementos de un "nuevo concepto de la guerra" que contemplaba el uso de materiales radiactivos para contaminar tierra enemiga o bombardear bases militares, fábricas o formaciones militares.Historiadores que habían estudiado el programa de guerra radiológica dicen que nunca habían hallado evidencia de que se pensase usar material radiactivo para asesinar gente. El empleo de esos materiales para eliminar enemigos no es nuevo. Ha habido muchos casos, incluido el reciente asesinato del disidente ruso Alexander Litvinenko en Londres con la sustancia polonio-210.En los documentos obtenidos por la AP haciendo uso de una Ley de Libertad de Información no se mencionan personas específicas que puedan haber sido blancos de esos asesinatos.La AP solicitó estos documentos desclasificados en 1995 y los obtuvo hace poco, con fuerte censura del gobierno en áreas con información demasiado específica relacionada con la guerra radiológica.Los documentos no dan indicio alguno acerca de si llegó a usarse este método de combate ni qué grado de desarrollo alcanzó el programa. No deja claro tampoco qué tan lejos llegó el proyecto.Da la sensación de que el proyecto quedó definitivamente archivado en 1954, en parte porque el Departamento de Defensa opinaba que las armas nucleares eran una mejor opción.No se puede descartar que el proyecto haya sido transferido a otra agencia, como la CIA.La iniciativa recibió su aprobación definitiva en noviembre de 1948, un año después de la creación de la CIA. Fue un período turbulento en las relaciones internacionales: en agosto de 1949 la Unión Soviética ensayó con éxito su primera bomba atómica y dos meses después triunfó en China la revolución comunista de Mao Zedong.Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas contra Japón para acelerar el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y los militares estaban ansiosos por explorar las posibilidades de la ciencia atómica en la guerra.Un documento delineando el programa distribuido en julio de 1948 hace hincapié en la contaminación de grandes extensiones de tierra, en las que se les diría a los residentes que si no se van inmediatamente probablemente morirán por la radiación en uno a diez años."Es un nuevo concepto de la guerra, con resultados que no se pueden pronosticar", señala el documento.Científicos estadounidenses diseñaron la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial y algunos agentes radiactivos podían ser usados con fines letales en otras formas. El primer informe público del gobierno sobre el tema, publicado en 1945, destaca que productos de la fisión radiactiva derivados de un reactor abastecido por uranio podrían ser usados "como una forma particularmente despiadada de gas venenoso".Las prioridades del programa eran armas arrojadas desde el aire para "contaminar áreas durante prolongados períodos de tiempo", municiones radiactivas altamente explosivas que produzcan "daños físicos y contaminación radiactiva simultáneamente", y armas de tierra y/o aire que contaminen una zona para forzar su evacuación y evitar que sea usada por las fuerzas enemigas.Cuartas en la lista de prioridades aparecen "municiones para atacar individuos" usando agentes radiactivos para los cuales "no hay terapia alguna"."Se propone este tipo de municiones para ser usadas por agentes secretos o unidades subversivas en ataques letales contra grupos pequeños de individuos importantes, como por ejemplo, durante reuniones de líderes civiles o militares", dicen los documentos.Para los servicios de inteligencia era importante asegurarse de que resultara imposible determinar el origen de las sustancias empleadas en los ataques. Las sustancias deben ser "difíciles de detectar y fáciles de transportar".Los agentes radiactivos son ideales para estos fines, señala el documento, por su gran toxicidad y porque el individuo a ser atacado no puede oler, saborear ni percibir de modo alguno el ataque"."Debería ser posible, por ejemplo, crear una munición muy pequeña que funcione sin que nadie se dé cuenta y que pueda ser suministrada en forma invisible, en una concentración altamente letal en una sala, con efectos que se perciben solo después de que haya pasado cierto tiempo", destaca el documento.Barton Bernstein, profesor de historia de la Universidad de Stanford que ha estudiado el tema de las armas radiológicas, dice que nunca había visto documentos sobre este tema."Es una de esas cosas que nos toman por sorpresa, pero que en realidad no nos conmocionan, porque durante la Guerra Fría, en los niveles más altos del gobierno se contemplaron numerosas formas de matar gente, con los métodos más inhumanos y salvajes, en lo que el gobierno consideró una guerra justa contra un enemigo odiado y despreciable", manifestó Bernstein

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