Iglesia Católica ayudó a planear golpe en Honduras
AnncolEn la noche del 15 de febrero de 2009, las Conferencias Episcopales de la Iglesia Católica Hondureña y Venezolana decidieron apoyar el Golpe de Estado que se concretaría finalmente el 28 de junio de ese mismo año.
Según sostuvo una fuente del clero hondureño que se apartó del siniestro acto, también el Vaticano conoció de los planes golpistas y dejó “en las manos de Dios” el desenlace. El Cardenal, Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, conocía de los planes de sectores gremiales, militares y políticos para derrocar por la fuerza al gobierno de Zelaya, pero no tenía todo el apoyo de la Conferencia Episcopal.
La Iglesia estaba muy molesta con el presidente Manuel Zelaya porque había permitido la venta y distribución de “la píldora del día después”. Los golpistas estaban esperando el apoyo de la Iglesia Católica para adelantar el golpe. Fue así como monseñor Rodríguez Maradiaga utilizó esta situación para presentar ante los demás miembros de la Conferencia Episcopal y el Vaticano, que el Golpe de Estado era la única vía para salir de Zelaya, amigo del aborto. Sin embargo, hubo voces disidentes que pidieron dialogar con el presidente Zelaya primero y buscar un golpe incruento después si Zelaya no cedía. El real miedo del establecimiento hondureño era contra el referendo y no tanto contra la píldora.
En Mayo 31 de 2009, la diputada Martha Lorena Alvarado presentó un Proyecto de Ley para prohibir la píldora. Esto tenía por efecto demostrarle a los miembros del Episcopado que Zelaya era un amigo del aborto. Zelaya vetó el decreto, como se esperaba.
El primero de Junio de 2009, por casi tres horas, una delegación de la Conferencia Episcopal se reunió con el presidente hondureño, pero ya la decisión del Golpe estaba tomada. La Iglesia también le planteó a Zelaya la necesidad de retirar la consulta popular que le facilitaba su continuidad en el poder porque violaba la constitución. Pero Zelaya fue claro en que él no estaba corriendo por un nuevo período. De nada valió la explicación del presidente.
Dice la fuente que después monseñor Oscar Rodríguez telefoneó a la Conferencia Episcopal en Venezuela para decir que el golpe iba y que necesitarían apoyo para que la Iglesia hondureña no se viera directamente involucrada.
El 10 de Julio de 2009, la 92 Conferencia Episcopal de Venezuela, en rueda de prensa dijo:
“Nos duele la crisis político social del hermano país de Honduras, pedimos al Señor que el pueblo hondureño encuentre la reconciliación a través del diálogo, la sanación de sus heridas y el camino del proceso democrático, ‘sin presiones unilaterales de cualquier tipo’ (Cf Comunicado de la Conferencia Episcopal Hondureña, Edificar desde la crisis), respetando la soberanía de ese país”.
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Según sostuvo una fuente del clero hondureño que se apartó del siniestro acto, también el Vaticano conoció de los planes golpistas y dejó “en las manos de Dios” el desenlace. El Cardenal, Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, conocía de los planes de sectores gremiales, militares y políticos para derrocar por la fuerza al gobierno de Zelaya, pero no tenía todo el apoyo de la Conferencia Episcopal.
La Iglesia estaba muy molesta con el presidente Manuel Zelaya porque había permitido la venta y distribución de “la píldora del día después”. Los golpistas estaban esperando el apoyo de la Iglesia Católica para adelantar el golpe. Fue así como monseñor Rodríguez Maradiaga utilizó esta situación para presentar ante los demás miembros de la Conferencia Episcopal y el Vaticano, que el Golpe de Estado era la única vía para salir de Zelaya, amigo del aborto. Sin embargo, hubo voces disidentes que pidieron dialogar con el presidente Zelaya primero y buscar un golpe incruento después si Zelaya no cedía. El real miedo del establecimiento hondureño era contra el referendo y no tanto contra la píldora.
En Mayo 31 de 2009, la diputada Martha Lorena Alvarado presentó un Proyecto de Ley para prohibir la píldora. Esto tenía por efecto demostrarle a los miembros del Episcopado que Zelaya era un amigo del aborto. Zelaya vetó el decreto, como se esperaba.
El primero de Junio de 2009, por casi tres horas, una delegación de la Conferencia Episcopal se reunió con el presidente hondureño, pero ya la decisión del Golpe estaba tomada. La Iglesia también le planteó a Zelaya la necesidad de retirar la consulta popular que le facilitaba su continuidad en el poder porque violaba la constitución. Pero Zelaya fue claro en que él no estaba corriendo por un nuevo período. De nada valió la explicación del presidente.
Dice la fuente que después monseñor Oscar Rodríguez telefoneó a la Conferencia Episcopal en Venezuela para decir que el golpe iba y que necesitarían apoyo para que la Iglesia hondureña no se viera directamente involucrada.
El 10 de Julio de 2009, la 92 Conferencia Episcopal de Venezuela, en rueda de prensa dijo:
“Nos duele la crisis político social del hermano país de Honduras, pedimos al Señor que el pueblo hondureño encuentre la reconciliación a través del diálogo, la sanación de sus heridas y el camino del proceso democrático, ‘sin presiones unilaterales de cualquier tipo’ (Cf Comunicado de la Conferencia Episcopal Hondureña, Edificar desde la crisis), respetando la soberanía de ese país”.
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